9 de junio de 2011

Mi hermano y yo

Se dice que cada quien tiene sus miedos y preocupaciones. No lo dudo, algunos miedos serán más parecidos a otros, como tener que pensar cómo hacer para conseguir dinero y alimentar a la familia ese mes o esa semana. Yo tengo más miedos y menos procupaciones, pero como ya dije en Reflejo en la Ventana, mi preocupación hoy pasa por tomar una decisión.

Tengo además un hermano, un niño chiquito de apenas cuatro añitos. Un angelito que llegó veinte años después que yo y lo amo con todo mi ser. Hoy fue la segunda vez que desperté llorando por él. Me gusta más cuando despierto por una carcajada y no por una lágrima, pero cuando Michel, mi hermano, entra en mis sueños, debilita toda mi coraza. Creo que mi mayor miedo es que no se acuerde de mí, o que no me quiera como su hermana mayor, sino como una más de las que está lejos. Después de todo lo dejé chiquito, apenas podía hablar y ahora parece un loro, nunca se calla. Skype, sí, una vez a la semana al menos lo veo brincoloteando frente a la cámara y contándome sus cosas del colegio, pero no le puedo dar abrazos, no lo puedo llenar de besos, ni regañar cuando se porta mal. No estoy ahí para él y del estar lejos, lo único que me causa un remordimiento es no escucharlo reir. 

Ahí tenía casi dos añitos apenas

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