Querido Anturi,
Está haciendo un frío terrible. Este invierno llegó con toda y te imaginarás que no me gusta nada andar arropada cuando en Quilla voy en trespuntá a todos lados. Es el tercer invierno que paso en esta ciudad y carajo que no me acostumbro. Pasar de estaciones sí es lindo, el ver cómo cambia la ciudad de colores y de ritmo, cómo el guardarropas también va cambiando de moda y tonalidades y cómo la gente se va adaptando a esos cambios es, en definitiva, una experiencia y un aprendizaje.
Te tienes que adaptar a ese ritmo, dejar lo anterior y seguir adelante, así como en la vida misma. Es difícil, ¿no? no mirar atrás y añorar lo que quedó ahí. A mi me hace falta la playa, el mar y el calorcito (el rico) de verano, pero qué le vamos a hacer, tampoco estoy sufriendo [mucho]. Yo duermo en un casi segundo piso y por las noches escucho el sonido del viento golpeando las ventanas. A veces me asusta cuando lo hace con fuerza, pero hay noches que me arruya. Si te olvidas que estás en medio de la ciudad, puedes sentirte en la montaña o en un lugar lejano, tranquilo. Lo que pasa es que tengo también una vecina, una de esas vecinas, que llega a las once de la noche a contarle a su compañera las mil discusiones que tuvo con fulano y mengano. Una vez me asomé por la ventana y grité SHHH! cual vieja insoportable; se callaron tres minutos y siguieron hablando. Todo el edificio se enteró que el man no le devolvió la llamada y al final a ella 'le chupaba un huevo'. Cómo te gustaría escuchar esas historias, amigo mío.
Esta distancia que nos separa ha hecho que el contacto sea menos frecuente y las historias menos cotidianas, pero en muchas situaciones te recuerdo y me faltan tus constantes chistes que me hacen mear (ay! digo, orinar) de risa. ¿Cuándo vas a venir a visitarme? Pilas que no estoy aquí para siempre.
De lo demás te cuento que anda todo en orden, "escribiendo" la tesis para la Maestría, trabajando mucho, conociendo nuevas personas... a propósito de eso, es inevitable quitarse la condición de extranjero en este lugar. Dos años después y el 95% de mis amigos son de otras partes del mundo. No es porque no quiera amigos argentinos, pero ellos te ven siempre como algo temporal, ¿sabes? y no te integran con su grupo de gente local. Son buenos contigo, te ayudan cuando pueden, te dan consejos para vivir la ciudad, pero mantienen la distancia, no te acogen como lo haría un buen amigo. Ese 5% que queda es de argentinos, irónicamente de otras ciudades que no son BsAs, que al final son también extranjeros en esta ciudad. Tengo que cambiar de estrategia, porque el día que quiera volver no voy a tener donde quedarme.
El corazón está bien, quieto en actividad pero saludable. El espacio en mi panza creció, como mucho más que antes, pero sigo igual de flaca, así que todavía puedes decirme "Flaca guapachosa". Dile a Mayra, la que habla poquito, que se deje el misterio y que vaya a Barranquilla en diciembre. Tiene seis meses para organizarse y renovar su set de historias interminables.
Esas son las novedades no tan novedosas por ahora. Después te contaré más si se me ocurre algo. Mientras, sigue leyendo juicioso mi blog. Cuéntame algún chisme de por allá, ¿alguien se casó? ¿tuvo un hijo? ¿volvió? ¿se fue?. ¿Me extrañas? Yo sí y te mando un apapacho hasta que nos volvamos a ver.
Tu amiga querida, la más linda de todas,
Yo
Pd: conéctate a esa v**** de skype que pa' qué la tienes.
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