13 de diciembre de 2010

Nostalgia de época

Diciembre es el mes que más me gusta en el calendario. Bueno, en realidad, no. Cuando era niña, esperaba todo el año a que llegara diciembre, porque era la época en que Papá Noel (Santa Claus, Niño Dios, whatever) traía un montón de regalos. Además, mis papás son separados y por eso recibía dos regalos en lugar de uno, y 'donaciones' de tres familias en lugar de dos -si son matemáticas complejas es porque tus padres siguen en feliz (¿?) matrimonio-. La familia se reúne en éstas fechas para hablar de lo bien que le va a cada uno, a los hijos, a los hermanos en otro país, etc. Se gasta un montón de dinero en regalos y son bien recibidos por el otro con un: ¡Qué divino, está espectacular! mientras por dentro piensan si podrán cambiarlo al día siguiente o tendrán que esperar unas semanas. Se come un montón de comida deliciosa: ésta sí que es la mejor parte, y se estrenan nuevos vestuarios para lucir bien, porque 'es de buena suerte'. 

A pesar de eso, es una época en la que todos parecen felices. Las preocupaciones del año quedaron atrás. Las casas están decoradas con luces navideñas, la gente sale a las calles para ver los alumbrados, hay arbolitos navideños en todas las casas, huele a buñuelos y rico pan por las calles, los niños escriben sus pergaminos de regalos a Papá Noel, hay hombres disfrazados del bondadoso Santa en todos los almacenes, los canales de televisión ponen el mismo jingle navideño de todos los años que ya se volvió tradición, hay villancicos en todos los shoppings, actos de navidad en las escuelas, aumenta el comercio y las compras compulsivas, la música recuerda a los abuelos; tortas, dulces, tamales, natilla, pasteles, buñuelos -otra vez-, gelatinas navideñas, pavo, arroces, pan de sabores... tanta comida. Hablo de Colombia, claro. 

Es también una época en la que la nostalgia aumenta. Estar lejos, en un país donde no se siente el mismo espíritu, estar en una casa donde no hay ni rastros navideños, estar con personas que, por más que las quieras, no comparten o entienden tus sentimientos, es difícil, es triste, es doloroso. Mi hermana acaba de regresar a nuestro país. No vuelve. Siento su ausencia, me falta su compañía, tengo mucho espacio en el closet y en el cuarto que no uso, no tengo a quién preguntarle cómo le fue en el día, ni a quien darle las buenas noches o los buenos días. Tengo, a cambio, un poco de independencia, un poco de soledad, y un poco más de saudades. También tengo un arbolito con una estrellita que me dejó la pequeña antes de irse. Es mi navidad. Ya sé que estoy a pocos tiempo de volver por unos días, pero no puedo evitar extrañar lo que me estoy perdiendo.

No será diciembre mi mes favorito, porque se mezclan un montón de sentimientos del pasado, el presente y lo que viene, pero como dice Bob Dylan: "Beyond the horizon, behind the sun, at the end of the rainbow, life has only begun".

5 de diciembre de 2010

Ciudades Paralelas

Buenos Aires es una ciudad difícil, a veces un poco antipática y espantosamente maloliente y sucia en el verano - al parecer en invierno todo se oculta bajo una nube de frío-, sin embargo tiene esta particularidad que la reivindica de cualquier mal pensamiento que yo pueda tener. Se puede asistir una noche a un Jam de Escritura, una noche a Ciudades Paralelas, una noche de rock y diversión con Bicicletas y para finalizar, una de jazz en el teatro; es un tren de cultura y felicidad. ¿Quién puede dormir cuando hay tantas cosas por hacer?

Los seis balcones participantes
Ciudades Paralelas es un proyecto que se experimentó en Berlín y ahora aterrizó en Buenos Aires. Desconozco su naturaleza o próximos planes, pero si algún día llega a tu ciudad, no lo pienses dos veces y ¡VE! Había varias opciones para experimentar y, por cuestión de tiempo, yo pude ir a sólo dos: Casa y Estación de tren. 'Casa' me voló la cabeza (como dicen aquí). Es fantástica la sutil línea que divide la realidad de la ficción. Estás frente a un edificio cuyos departamentos tienen las persianas cerradas. Tu equipo consta de un receptor y de paciencia. Comienzas a escuchar voces desde el interior de las casas. En el primer departamento se asoma una señora y cuenta su historia. Es paraguaya, tiene muchos hijos y nietos, y vive en un monoambiente con su nieto menor y una hija. Es la encargada del edificio y nos cuenta quiénes son los vecinos. Se abren las persianas, poco a poco se revelan seis personajes distintos, cada uno con una historia diferente y un espacio en común. Mientras uno habla, los otros en sus propios departamentos 'actúan' su cotidianidad. Nosotros, los espectadores, estamos de pie entendiendo cada realidad que se descubre en las ventanas. Nosotros, los espectadores, somos cómplices y testigos. Nosotros, los espectadores, estamos llenos de excitación.

Es una experiencia individual compartida. No hables, no te distraigas, no mires a los transeúntes desprevenidos que se preguntan qué hacemos veinte personas con audífonos mirando hacia el edificio, y sin embargo, tenlos a todos presente. Es enriquecedor para el alma vivir estos momentos, y es poco probable que entiendas porqué mi emoción. Al final, conversas con los otros, que como tú, quedaron exaltados por el experimento. Es como... ¿ver un documental? ¿ver una obra de teatro? ¿ver una obra de teatro documental sin actores?...no sé, puede ser algo así.

Luego, atendiendo al Festival de Jazz, fui muy bien acompañada a ver un recital de Enrico Pieranunzi, un italiano que estaba por primera vez en la ciudad y del que tenía poco conocimiento. Exquisito concierto. No soy experta, pero el jazz tiene esa particularidad de que si los instrumentos no están bien coordinados, puede ser molesto, pero la armonía de estos tres músicos: piano de cola, contrabajo y batería, dio para una hora sin aliento. Fue casi tan sublime como aquella vez que Ángel me llevó a ver a Gal Costa en el Barranquijazz.

Enrico Pieranunzi - Castle of solitude

Así pues, después de haber vivido los doces meses calendario en esta ciudad (llevo más pero me perdí unos meses por andar en otro lado), puedo decir que a nivel cultural y de actividades, estos meses de cierre de año son los mejores para venir a Buenos Aires, hay muchas cosas para hacer y el clima todavía está bueno; enero es el peor mes: demasiado calor y nada que hacer porque todos se van (la gente tomas las vacaciones en esas fechas); cuando empieza el otoño, más o menos en marzo, se ven los atardeceres más hermosos y la ciudad se pinta en tonos ocres (a mí me encanta); y en invierno no hay mucho por hacer y además hace frío.

En fin, Buenos Aires querida, como siempre digo: no me dejas amarte, pero al menos me dejas besarte.

27 de noviembre de 2010

Historias

Estas últimas semanas han pasado tantas cosas que no sé por dónde comenzar a contar. Tuve una semana un poco difícil, pero siento que lo que empieza a suceder es bueno, y el camino que se dibuja parece ofrecer un buen crecimiento, más personal que intelectual, pero igual de importante.

No sé si tú, quien lee esto, has pasado por esos momentos en los que te cuestionas la lógica de tus acciones, el sentido de tus impulsos, y a veces no encuentras respuestas claras a tus preguntas, pero intuyes que esa es una buena dirección a la que te diriges. Creo que se acercan tiempos difíciles, de cambios, de decisiones, y siento cierta excitación por vivirlo. Acepto que me da un poco de miedo a lo desconocido, a lo incontrolable, a lo doloroso... siempre tengo miedo a lo doloroso... pero como dice Bratusfac Mali: "ying no anula yang".

En fin, este post era como un desahogo necesario; como una pequeña pausa al ritmo tan acelerado en el que me he encarrilado, y que me encanta. En breve, les contaré las consecuencias de un verano en Buenos Aires, los olores del pachulí y las nostalgias navideñas. Gracias por escuchar, o leer.

14 de noviembre de 2010

Avellaneda y Nazca

¿Te sorprenden los precios que encuentras en los almacenes de Buenos Aires? Más aún, te disgusta que todos los almacenes cobren tan caro y ofrezcan lo mismo? Pues a mí sí, pero por fortuna tengo una hermana curiosa. Llevo un poco más de un año viviendo en Buenos Aires y no sabía que hay un lugar donde venden toda la ropa de los almacenes a precios escandalosamente bajos. Mi hermana, como buena diseñadora de modas y con tan solo 3 meses aquí, ya ha ido tres veces a este lugar. Así que si tu onda es comprar todo lo que puedas con la menor cantidad de dinero, ¡Avellaneda y Nazca es tu lugar!

Foto La Nación
Bueno a ver, antes de que se emocionen mis queridas compradoras compulsivas, debo aclararles que no todo es color de rosa. De hecho, yo no esperaba encontrar toda esa aventura, para bien o no. Avellaneda es una calle lejos del barrio donde vivo (Belgrano). Los comercios están en en el límite entre los barrios Floresta y Flores. Tomamos un bus que suponía que tardaría 55 minutos según Comoviajo.com, pero en realidad tardamos poco menos de media hora. Bajamos en la calle Avellaneda y Bolivia, y fuimos caminando por Avellaneda hasta que comenzaron a aparecer los negocios. Llegamos temprano, eran apenas las 10 a.m, todavía no había tanta gente y algunos comercios comenzaban a abrir sus puertas. Sin embargo, ya se empezaba a notar la dinámica. Mucha gente, sobre todo mujeres, caminando por la vereda y cruzando la calle por cualquier lado en busca de las mejores ofertas. Avellaneda y Nazca es la esquina más famosa.

La dinámica es así, hay que entrar en todos los locales cuyas vitrinas llamen tu atención por el estilo que buscas; una vez adentro pregunta cómo es el asunto "al por mayor", porque cada almacén es distinto. Ahí te dirán si debes comprar 4 o 6 prendas distintas, 2 de la misma o compras mínimas. Es mejor que vayas acompañada por otra compradora, así pueden dividirse las cantidades de compra. Nosotras gastamos cada una alrededor de 200 pesos argentinos (50 usd aprox) y conseguimos al menos 6 blusas muy bonitas. De la calidad les hablo después, cuando las lave un par de veces y comiencen a aparecer las motas.

De todas formas, fue un paseo divertido. Habían almacenes que sacaban un rack con blusas (o remeras) a 10 pesos y la gente se volvía loca escogiendo, metiendo mano, empujando, pagando, casi como si las estuvieran regalando. Tuve ganas de meterme a una ganga para ver cómo era, pero mi sentido aventurero a veces se limita a saltos en paracaídas y no va por empujones y pisotones por una camisa. Si alguien quiere ir, le recomiendo que lo haga con una persona que sepa buscar, porque por encima no se encuentra nada. Afortunadamente, yo iba con Laura, mi hermana, que tiene el ojo preciso. Y, a propósito de eso, si hay alguien en Barranquilla que todavía está pensando regalos de navidad, aquí les dejo estos detalles muy Chic, los vende mi hermana, en su perfil!

¡Los invito de paso a la reciente creada página de fans de Viajes Anacrónicos en Facebook!

9 de noviembre de 2010

Los dolores del jueves

Me topé con este texto que, además de encantarme, transmitió muchos de los sentimientos por los que paso y he pasado. Así que lo comparto con ustedes. La autora se llama Karen Adrians, barranquillerísima, y su blog es Borboleta Blues. Los invito a pasar por su espacio y tomar un poco de su exquisito consomé.

Borboleta Blues


Mi nombre es Karen, tengo 25 años, mido 1.58 mts. Soy morena y de cabello rizado. Soy de cerveza, música, nicotina; Soy de luz amarilla, vino tinto y de historias románticas. Soy de café sin azúcar, de agua de panela, de neón y de alquitrán; soy de “abrázame fuerte que hoy te quiero”. Soy de cha-cha-cha, salsa, boogaloo, mambo, blues y de all star. Soy de calles solitarias, de lluvias, de libros guardados y de amor.
Tengo dos maletas negras llenas de recuerdos: guardo el empaque de una galleta waffle sabor a vainilla, que una noche me regalo mi primer amor; conservo un mechón de mi cabello largo desde hace 10 años. También conservo un camafeo dorado, un reloj de cuerda que se detuvo a las cuatro y treinta, mi máquina de escribir; guardo un pedazo de periódico con la historia de un niño que se casó con su violadora. Guardo el dedal del primer beso y recortes de revistas.
Tengo poco trabajo y mucho ocio. Tengo sueños pendientes: 8 realizables y 3 irrealizables. Dos deseos pendientes: Uno a una estrella fugaz. El otro: un deseo sexual, amoroso-carnal adherido a una manilla que compré a una artesana por 200 pesos.
Hoy es jueves. Hoy estoy mundana. Hoy estoy, algo así como triste. Tengo ganas de llorar y de limpiar mi cielo.
Me duele el estomago. Me duele el vientre. Me duele mi ambigüedad.
Me duelen tus ojos, en los que a veces me encuentro. Me duele tu amor que no es tuyo, ni es mío.
Me duele él: que esta cercanamente lejos; me dueles tú: que estas lejanamente cerca.
Me duelen las pastillas. Me duelen las madrugadas. Me duelen tus besos que no son en vano. Me duelen tus pesadillas. Me duelen mis sueños, que siempre son tuyos.
Me duele mi ciudad esponjada en prejuicios. Me duelen los que no se curan el alma. Me duelen los que postergan el amor.
Me duelen las únicas buenas cuatro canciones de coldplay que por tu culpa nunca más pude escuchar.
Me duele el órgano cardiaco, que con su extra-sístole te quiere de más. Me duelen tus cartas de amor que tuve que olvidar.
Me duele que no me invites a desordenarte el corazón.
Me duele mi tiempo al viento. Me duelen sus viajes a los ausoles. Me duele la magia que no es de verdad. Me duele tu desamor. Me duele tu cielo agrietado: sucio, prestado y perdido.
Me duele que seas ceniza, muñeco de papel, sombra en la pared. Me duele que seas de látex, de cartón, que seas ácueo, que seas de pajazos mentales.
Que seas ratón, lagarto, hombre lobo, perro, 16 hombres, gato y otra vez gato y otra vez perro.
Me duele el amor en los costados. Me duele el cuerpo. Me duelen los ojos cansados. Me duele saberte por antonomasia. Me duelen los 874 besos que no me darás.
Me duele la posmodernidad, el hombre contemporáneo, el arte clásico, el crítico cara de “todo-lo-sé”. Me duele la tercera mujer de Lipovetsky. Me duelen los amores líquidos de Bauman. Me duelen los individuos con corazón de plástico. Me duele un poco la vida, mi familia, el frío, las heridas, mi barrio, los tres golpes de pecho.
Me duele el amén, las hostias, los pensamientos indecorosos cuando veo un confesionario, y para colmo, tener que rezar las tres avemarías.
Me duele sonreír si estoy triste. Me duelen las cosas que no puedo decirte –especialmente las que no voy a decirte- Me duelen mis dos libros perdidos: Uno de antología de cuentos de “El tiempo” y el otro de "cadáveres exquisitos". Me duelen las canciones malas. Me duelen los zapatos mojados, las fotos borradas, las risas en el rincón de tu casa. Me duele sacudirme un poco y empezar otra vez. Me duele el over and over and over again.
Me duelen las canciones de Sinatra, una Portuondo, las de Waits, las de Parker, las de Guillespi, las de Baker – especialmente las de Baker- . Algunas de Drexler y otras de Lafourcade. Las canciones de tu computador, me duelen.
Me duele Humphrey Bogart. Me duele la Rayuela. Me asusta Jodorowsky.
Me dueles tú, me duele él, me duelen ellos y me duelo yo.
Estoy cansada ya.

2 de noviembre de 2010

De la ausencia de palabras

Quería escribir algo que expresara con claridad lo que pienso, pero descubrí que antes lo hizo alguien por mí, y muy bien expresado. Lo comparto aquí y me da alivio saber que otros pasan por algo parecido. Pronostico un 'curamiento' de corazón más rápido de lo pensado. A veces es mejor callarse que soltar cobardía con palabras sin valor.


Martes, viernes y sábados


By: Gina Celia

Me llamas, no me llamas, me tomas, me dejas, me mientes, me ilusionas, haces que mis sueños se hagan realidad, que una ciudad se me incruste dentro y que las cosas se me escapen de las manos.

Estar contigo es apostar por nada, es saber que las cosas están mal pero creer que están bien, es tener la convicción de que esto puede funcionar a pesar de tus inconvenientes, es querer encender mi mundo a pesar de la oscuridad que nos rodea. Hoy, especialmente, siento que perdí la cuenta de las veces en que hemos prometido deshacer nuestros besos y abrazos para apostarle a un olvido lleno de silencio y deseo. Tal vez esto último, sea lo mejor o lo peor, ¿quién puede demarcarlo?, ¿tú?, ¿yo?, ¿el destino?… aún es una pregunta sin respuesta y una respuesta sin ganas de hacerse realidad.

28 de octubre de 2010

Cuando estoy triste...

Cuando estoy triste las calles parecen desiertos inmensos que nunca podré cruzar. El movimiento de los árboles es más lento y sólo escucho cantos desolados en el viento. Cuando estoy triste los días son eternos y las horas parecen ir en retroceso; el apetito desaparece, las canciones hablan de amores verdaderos o cariños olvidados y perdidos en el tiempo. Cuando estoy triste me duele la panza, me salen puntos rojos en la cara, se me tapa la nariz y la garganta se me hace nudo si veo fotos de recuerdo; recurro a abrazos más frecuentes y a cariños disfrazados de pechiche.

Cuando estoy triste sólo quiero olvidar las pocas palabras que me alegraban y borrar el nombre que me hacía saltar de emociones. Cuando estoy triste y decido no estarlo, regresa la fuerza a mis manos y proyecto caminos distintos; un paso hacia adelante, una mirada erguida, un pequeño impulso y una decisión tomada.

Cuando estoy triste, como ahora, y sólo yo comparto mi tristeza, es momento de cerrar el libro.

25 de octubre de 2010

Algunas reflexiones sobre Santiago

Esta pequeña escapada a Chile fue fantástica. Conocí una ciudad muy distinta de la que vivo y de la que vengo, en el mismo continente. Me gustó, me divertí, me perdí, y gasté un montón de plata. Sí, es caro Chile, al menos Santiago, Valparaíso y Viña del Mar lo son. El cambio es extraño, 2.000 pesos chilenos son 4 dólares más o menos, que equivalen a 7.400 pesos colombianos y 16 pesos argentinos. Cuando creía que estaba pagando barato, hacía el cambio y me daba cuenta que era todo un engaño. Mínimo en un almuerzo decente gastábamos 8.000 pesos chilenos por plato. Si ganas en pesos argentinos algunas cosas son inasumibles.
Un billete de dos mil pesos chilenos y Julián
Me gustó. Buenos Aires es una ciudad muy linda, pero vieja y sucia. Santiago, por el contrario, es funcional, moderna, limpia, y mi impresión es que, después de tanto terremoto, tsunami, incendio y demás catástrofes por las que ha pasado, fue una ciudad planeada para el progreso. Se nota que hay dinero por las calles. Los autos son último modelo, las vías son amplias, los edificios son nuevos y las veredas están limpias, pero también sus ciudadanos la cuidan y la quieren. No me gustó el exceso de cableado por las calles, no sé por qué había tanto. En Buenos Aires también hay cables por la calle, pero no son tantos como en Santiago. Además, el smog por la polución no la favorece. Como ya dije en una entrada anterior (creo), la cordillera no permite que el aire circule con normalidad y se queda estancada la polución sobre la ciudad.
Un bus que se llenó en dos minutos y se desocupó todo 4 paradas después
Julián, mi compañero viajero, me dijo en un momento:

-Joa, ¡Aquí los autos paran cuando vas a cruzar por la zebra (o senda peatonal)!
-¿En serio? ¿Como en los países del primer mundo? ¡Crucemos a ver!
Ambos nos dirigimos a la esquina, venían unos autos, hicimos la intención de cruzar y se detuvieron para que pasáramos.
-¡oh! ¡Es cierto Juli!
-Sí, Joa, pero mejor no nos acostumbramos porque después nos pueden atropellar en Buenos Aires.

Son bellezas distintas las de Santiago y Buenos Aires. Son calidades de vida diferente, son pensamientos opuestos, son incluso, culturas diversas. En Santiago no hay la riqueza cultural que hay en Buenos Aires, pero Buenos Aires no tiene la visión de progreso que tiene Santiago. No estaría mal vivir un tiempo en Chile, a pesar del acento, pero entre las dos, me quedo con Buenos Aires; me siento más yo aquí.
¡Y esa soy yo y la de atrás es Santiago!
Un día, con Julián, almorzamos una deliciosa paella y un corviño exquisito en el mercado del puerto. En serio, delicioso almuerzo y después teníamos que seguir caminando. Si van algún día, no pueden dejar de almorzar en esa zona. Así iba comenzando mi plato:

Y así quedó:

Además venden frutas muy frescas. Es un poco sucio y puede ser peligroso a la noche, como cualquier plaza de mercado central, pero vale la pena la paseadita. La gente nos pareció amable. A Juli le gustaba preguntar cada dos pasos cuál era el camino y por donde ir, además iba con la cámara en la mano a todas partes... hasta que lo regañé y le pedí que la guardara porque me ponía nerviosa. Al final, la pasamos tan bien, que la resaca del fin de semana la 'dormimos' en el aeropuerto y regresamos apestosos a fiesta.
Angelito como siempre ;)

21 de octubre de 2010

Sol

Interrumpo mi programación viajera sobre Chile porque quiero hacer un simple comentario.

Justo cuando uno cree que es todo gris, que no sale el sol y que las nubes llegaron para estacionarse, aparece un ángel que sopla fuerte para que la brisa despeje el hermoso cielo azul. Les presento a un astronauta viajero que de repente llegó a mí con esta canción y me sacó una gran sonrisa:
Cielito Drive, Colombia

18 de octubre de 2010

Chile: Viña del Mar y Valparaíso en un día

Una casa con algunos daños en la pared
Un paseo imperdible si estás de visita en Santiago es ir a Valparaíso y/o Viña del Mar. Para este día, el sábado, también tomamos un plan turístico que nos llevara de recorrido por las dos ciudades. Ésta vez, no lo recomiendo para nada. La empresa se llamaba TurisTour, y la verdad es que el guía era regular, o mejor dicho huesero, no hablaba ni inglés ni español, pero era chistoso escucharlo 'traduciendo', no te dejaban libertad para caminar, para tomar fotos, para explorar, estabas siempre metido dentro del bus. Desconozco cómo serán el resto de compañías, pero ésta no me gustó para nada, y ya bastantes paseos turísticos por ciudades he tenido.

La parte positiva, al menos, se las contaré. Salimos temprano en la mañana para comenzar el recorrido. El transporte era uno de esos grandes buses intermunicipales. Salimos de Santiago y llegamos a Viña del Mar en aproximadamente una hora. Yo iba dormida en el camino por la noche anterior, pero de vez en cuando abría los ojos para ver la ruta y las montañas.

Viña me pareció linda, pero es de esas ciudades pensadas para el turismo, no tiene mucha historia, ni mucha gracia. Supongo que estará bueno en pleno verano ir unos días a broncearse al mar y debe tener vida nocturna de ciudad costera, pero por lo que sentí, no es más que eso. Está bien construida, las calles son transitables, hay rutas principales amplias y hay edificios lujosos que deben lucirse en alta temporada. Habían varios daños a causa del terremoto de febrero.


¡Y pensar que se ve inmenso!
Conocí la Quinta Vergara, el lugar donde está la concha acústica donde se hace el Festival de la Canción de Viña del Mar, el Anfiteatro La Quinta Vergara. Fue divertido comparar el imaginario del lugar con lo que es. Al menos en las transmisiones se ve grandísimo, y en vivo, no tanto. Me dicen por aquí que cuando está lleno se ve más grande. Despúes fuimos a almorzar a un restaurante llamado El Castillo, al lado de la ruta y frente al mar. Muy lindo, pero en la sopita de pollo y el arroz blanco que me comí me gasté 20 dólares. Aclaro que ahí nos llevó el mismo tour y no había nada a ningún lado como opción gastronómica. Hay un Reloj hecho de Flores construido en el '69 a propósito de ser la sede del mundial de fútbol, en el que no pudimos parar, pero al menos lo vimos.

Después llegamos hasta Reñaka, otra localidad en la costa donde me tomé esta foto. Una vez más mi concepto de playa quedó desvalorizado. ¡Aquí hacía frío! Acepto que es octubre y el verano no termina de llegar.

Reñaka

Por último, en el recorrido fuimos a Valparaíso. Esta sí que me encantó. Es una ciudad de puerto construida sobre las montañas. La arquitectura se adapta a la forma, las casas son coloridas, hay ambiente de pueblo que creció y desde la altura se puede ver cómo bordea al mar. Hay dibujos en las paredes, en las esquinas, en las casas. Aquí nos detuvimos porque el tour llevaba a la casa de Neruda 'La Sebastiana', pero a esta no entré para aprovechar el rato libre y recorrer un poco las calles.

Una vista de Valparaíso

Entramos a varios almacenes de artesanías locales. Todos lindos y con características únicas. Entramos a uno en especial llamado Arte en Ruta en el barrio Bellavista donde había una chica, Carolina, tejiendo con su telar. Me sentí como en un documental de Travel & Living. Se dejó tomar una foto, ahí va:

Carolina
Pronto fue la hora de volver al bus para finalizar el día. Con un poco de descontento volvimos al lugar de encuentro, no sin antes pasar por una tienda de esquina y tomar una cerveza en el parque donde estaban las esculturas de Neruda, Gabriela Mistral y... otro (oops). Ahí alcancé a ver una señora espiando a los turistas por su ventana, tal cual a la del dibujo en la casa de al lado.

¿Quién espía a quién?
Se acabó el recorrido de sábado. Nos llevaron a casa a descansar, pero como buenos viajeros, una ducha rápida y a arreglarnos para salir. Una noche en el restaurante colombiano Macondo en el barrio de Provincia prometía diversión. Ana María, mi amiga anfitriona, estaba de cumpleaños y había que celebrarlo en grande. Globos, excelente comida, buenos amigos y mucha diversión fueron los ingredientes principales de la noche. A las seis de la mañana fue hora de cerrar los ojos... y todavía queda un día más.

Más fotos en mi PhotoStream de Flickr.

15 de octubre de 2010

Chile: un recorrido rápido por Santiago

El fin de semana pasado hice un viaje corto a un país que tenía ya como meta: Chile. Todo comenzó por una supuesta promoción de LAN para viajar desde Buenos Aires a precios 'baratitos'. Pues bien, la promoción nunca funcionó como dijeron, así que terminé comprando el pasaje por la aerolínea brasileña GOL a precios razonables. Estuve tres intensos días, así que dedicaré una entrada por cada día.

Buenos Aires de noche

Primer día en Santiago. Me recibió Annie, una amiga barranquillera con una buena vida allá, por la madrugada. Descansé un poco y el viernes a primera hora estaba de pie esperando a que Julián, mi compañero de viaje, llegara a donde yo estaba. ¿Qué hacer un día en Santiago si no tienes mucho tiempo para recorrerlo en su totalidad? Pues haz lo que yo hice, pagué un City Tour Hop on- Hop off de Turistik, y dediqué todo el día a subir y bajar del bus en los lugares que más me interesaba recorrer. Resultado: un éxito. Julián y yo pudimos conocer buena parte de la ciudad, visitar los puntos más famosos, comer delicioso, y sentir que conocimos todo Santiago.

Edificio que me gustó y yo

Santiago es una ciudad moderna, nada parecida con Buenos Aires. La arquitectura es moderna, limpia y las vías están pensadas como ciudad desarrollada, diferente a la idea que uno puede tener de una ciudad latinoamericana. La gente resultó muy amable, en general, siempre nos indicaban los caminos correctos y si no sabían, conseguían la respuesta. 10 puntos.


Pasamos por el primer edificio más alto de Chile, el hotel Sheraton, bajamos en el barrio Bellavista y caminamos hasta la casa de Pablo Neruda. Neruda tiene tres casas - turísticas- en Chile, así que por lo menos a alguna hay que ir. La Chascona se llama ésta que queda en Santiago.

En esta casa vivió con Matilde, una de sus esposas. La nombró La Chascona, porque Matilde tenía su cabello rojo siempre suelto y despeinado, y chascona en quechua quiere decir despeinado. La casa está construida asemejando un barco y durante todo el recorrido puedes sentir el romanticismo de Neruda. Creo que hasta me enamoré, sino miren esta foto que puse en Flickr y lean la descripción.

Luego subimos al cerro San Cristóbal por un teleférico. Desde ahí se obtiene una vista panorámica de Santiago. La verdad, no fue tan lindo porque tiene mucho smog la ciudad, el aire no circula porque la cordillera funciona como una pared que impide el paso libre del aire, así que toda la polución se concentra sobre la ciudad. El guía dijo que por esta razón muchos santiagueños sufrían de enfermedades respiratorias. Sin embargo, arriba en el cerro está la virgen de la Concepción y está todo estructurado como una iglesia al aire libre, con el fondo panorámico de la ciudad. Así sí voy a misa... para tomar fotos.

La ciudad y el smog

La Plaza de las Armas y luego el mercado central son paradas obligadas. En la plaza está la Catedral, el Correo Central, algunos edificios más antiguos y por supuesto, la Plaza donde hay mucha actividad en horas diurnas.

El edificio del Correo Central

En el Mercado Central o Mercado de frutas está toda la movida gastronómica de mariscos. Ahí llega el pescado fresco que luego se repartirá a los distintos restaurantes de la ciudad. Por eso, los restaurantes de la zona tienen deliciosos mariscos. Julián y yo almorzamos en El Galeón, comimos un corviño exquisito y una paella de- mu-er-te- len-ta. Otros 10 puntos.

Por último en el recorrido, fuimos al Palacio de la Moneda, que es el palacio gubernamental. Llegamos por la parte de atrás, nos emocionamos, tomamos fotos y luego nos dimos cuenta que ese no era el frente. Igual nos teníamos que ir y las fuentes de agua estaban apagadas, así que no nos perdimos de LA foto. Nos bajamos también en el cerro de Santa Lucía, pero después de todo el día caminando, subiendo y bajando, sólo nos tomamos la foto y fuimos a ver las artesanías. Tomamos el último bus de Turistik que ya estaba fuera de servicio y fuimos a casa.

Parte de atrás del Palacio de la Moneda

Por la noche, nuestros anfitriones Annie y Holman, nos llevaron a Patio Bellavista, una especie de Mall con muchos restaurantes y bares. Muy lindo y con mucha onda. Cenamos en De Tomo y Lomo, comimos hasta estallar, y lo peor, tomamos como sedientos, pero no cualquier cosa, primero tomamos Pisco Sour y luego lo combinamos con vino. Excelente combinación para continuar turisteando al día siguiente (nótese el sarcasmo).

Después de todo este día, fuimos a rockear con Guitar Hero en casa de amigos. A las dos de la mañana terminó nuestro intenso día. A dormir que mañana hay que madrugar para ir a Valparaíso y Viña del Mar.

Más próximamente.

3 de octubre de 2010

Supermercado

Octubre, 2 de la tarde. Un sábado cualquiera, con una primavera que llega atrasada y que todavía nos refugia por la noche en casa. La nevera sin alimentos, sólo con cervezas. Necesidad de hacer una compra rápida. Un supermercado sin descuento cerca de casa que vende el rayador que necesitamos.

Sección de mermeladas y dulces de leche: caos. I got a feeling en español martillando los oídos. Gente loca chocando sus carritos con otros. Desesperados todos por tomar el último pote de Dulce de Leche de buena marca. Una por ahí golpea su carro contra los panes y caen todos al piso. Levanta dos del suelo... y el resto que se encargue el empleado del Super... supongo. Señores con carritos llenos de papel higiénico, gaseosas y pan: esos tendrán asado en casa. Tres, cinco, once personas en la cola para pagar. Las cajeras van a velocidad morrocoyo, ellas pasan los productos y empacan las bolsas. Usan una por tres productos. Seis bolsas llevamos a casa, cuatro cosas en la nevera. Dos horas después, chorizos en la parrillita.

2:30 p.m
Nota mental: no volver al supermercado un sábado de primavera... ni en pedo.

26 de septiembre de 2010

Confiar

¿Cómo saber cuándo es momento de confiar en una persona? ¿cómo saber que el momento no se calcula sino que se siente? ¿cómo saber si realmente confìas o si sólo quieres creer que lo haces para no crear problemas? ¿cómo confiar sin abrir los ojos? ¿por qué abrir los ojos para darte cuenta que no es todo como te lo contaron? ¿cómo superar esa etapa?

20 de septiembre de 2010

Sentidos que recuerdan

Hay olores, sensaciones, gustos y paisajes que nos regresan algún recuerdo suspendido en la memoria. Por pequeños instantes nos transportamos a escenas pasadas y volvemos a vivir las sensaciones que algún sentido nos trajo.

Los olores de galleta Festival de fresa me recuerdan los recreos del colegio cuando estaba en la primaria, o el olor a Boliquesos me devuelve al Rosa Agazzi, donde hice mi jardín. Era más chiquita todavía. A veces siento en mi boca sabores de infancia, o sabores de deliciosos platos - o postres más bien- que buscaba como loca por mi ciudad, como la malteada de chocolate belga de El Corral, la Oreo Shake de Café de la Casa o el Brownie con helado de la Terraza Café. Estos, además de ser dulces recuerdos, vienen con una que otra sensación de enamoramiento.

Hay sonidos que cuando vuelven a mí son exquisitas melodías que me perdí de escuchar con frecuencia, como las olas de mar rompiendo en la orilla de una noche silenciosa, o el grillo que quería encontrar en mi patio para callarlo de un pisotón... hoy lo extraño... así somos las mujeres.

Es extraño que ninguna textura me atraiga. Comienzo a notar qué tan visual, auditiva y hambrienta soy. Me gusta esto de tener sentidos que recuerdan, me devuelven momentos que perdí en el tiempo y logran hacerme viajar por estos caminos anacrónicos.

Me gustaría saber dibujar para ilustrarles la galleta de fresa + las olas de mar que tengo en mi mente. Pero como no sé, imaginen ustedes...

19 de septiembre de 2010

Historias que contar, buen video en TED!

http://www.ted.com/talks/lang/spa/jonathan_harris_collects_stories.html

En la conferencia EG en diciembre 2007, el artista Jonathan Harris discute sus últimos proyectos, que involucran coleccionar historias: las suyas, las ajenas, e historias coleccionadas del internet, incluyendo su impresionante "Nos Sentimos Bien" (We Feel Fine).

Recomendado!

¡¡Viajes Anacrónicos cumple 1 año!!

Hace un año que comencé con esta aventura de mi blog. Tenía miedo de no hacerlo, miedo de abandonar las ideas  y no cumplir con las metas como vi otros blogs que están ahí, inertes de palabras y de ideas, muertos de estímulo y participación. He cumplido, he logrado en un año entero, traer historias, al menos una por semana, de mi vida al rededor, de mis vivencias, de mis sueños, de mis secretos, de mí.

No ha sido fácil, a veces estoy tan distraída y ocupada con otros temas que no me apetece escribir, pero me he dado cuenta que hay historias en todos lados, hay secretos en cada rincón y sueños en cada mirada. Tengo cosas para contar y más aún para soñar.

Hace un año, un hoy, publiqué mi primera entrada con la ilusión de que alguien la leería y tal vez compartiría mis pensamientos, o al menos disfrutaría de leer lo que tengo para decir. Hoy, ya tengo 33 lindos seguidores y siguen sumando. Gracias a todos los que me acompañaron y me siguen la pista por este camino. Si a ustedes les gusta yo soy feliz.

Viajes Anacrónicos cumple 1 añito. Estoy conmovida, feliz, emocionada. Hace poco escuché recitado el poema de Ítaca y pareció que lo leían para mí (no crean que soy la más intelectual, pero hay frases que se acomodan a mi ritmo, no importa de quien sean...):

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas. 
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

9 de septiembre de 2010

Fundido

Pensamientos inconclusos.
Frases indecisas.
Palabras dispersas.
Pensamientos ligeros.
Dudas certeras.

Tengo el cerebro fundido,
temporalmente,
espero.

24 de agosto de 2010

The meaning of life

Encontré este video por Internet y me pareció un buen elemento para compartir. El significado de la vida lo encuentra uno a medida que la vive, pero un par de consejos no caen mal. Especialmente dedicado a rizitos de naranja.

11 de agosto de 2010

Cuidado con esa caja

Por: Edgard Livingstone

¿Quién no utilizó en algún momento de su vida una caja de zapatos para guardar algo importante? Todos estamos más o menos familiarizados con un objeto de este tipo y, en efecto, la Caja de Zapatos de Fernando Milsztajn contiene muchos elementos que uno esperaría encontrar allí adentro.

Sin embargo, se equivoca quien cree hallar en esta caja un mundo de recuerdos ordenados, un mundo en el cual, de vez en vez, reconocerse o distanciarse. Maestro en el arte de la provocación, Milsztajn juega, a veces con sutileza, otras con falsa superficialidad, a poner al lector en el medio de contraposiciones, contrastes constantes en una serie de viajes de ida y vuelta que garantiza en el libro un ritmo narrativo siempre elevado.

El lector se divierte pasando del pensamiento del autor hasta el de un hombre cualquiera, encontrándose en el medio con el suyo propio. O se sorprende en pasar, casi sin darse cuenta, de lo verosímil a lo imaginario, cayendo en las trampas narrativas bien armadas por el autor. Y, finalmente, se deja transportar del pasado al presente gracias a la intervención del recuerdo que reúnen, en voz baja o a gritos, a los hechos en una única dimensión sin tiempo, una dimensión íntima que Milsztajn con mucha habilidad nos recuerda a todos tener por algún lado.

¿Cómo salir vivos de esta trabazón de historias, personajes, pequeños pedazos de mundos que se cruzan confusamente en la cabeza del lector? El mismo autor ofrece la clave de lectura de su libro -la clave que abre la caja de zapatos-, con una afirmación que es al mismo tiempo elemento unificador de la variedad narrativa del libro y manifiesto de su poética literaria:

“Eso me desespera, el dolor que siento cuando se escapa y se pierde un recuerdo… es como si YO fuera el que va desapareciendo en cuotas. Creo que por eso me gusta escribir, para no dejarlos escapar. A veces los atrapo mandándome mensaje de textos con palabras sueltas que después sirven de soga para el rescate”.

- Desde Afuera - 

Por: Joa Anacrónica

La última semana estuve de viaje. Fue un viaje corto, conciso, preciso, divertido y acompañado. Fue un viaje que duraba los únicos 10 minutos de bus que demoraba en llegar a mi anterior trabajo. Fue un viaje al interior... de mí.

Por referencias llegó a mí una Caja de Zapatos. Una cajita que contenía los recuerdos de otro y los sentimientos míos. Cómo explicar que durante una semana no me importó la señora que me empujaba para agarrar mi apoyo en el bus, o correr a tomar el primer asiento libre antes que el de al lado, o que no escuchaba el ruido de esos buses que les suena hasta la pintura, ni tampoco los insultos de uno que se quiso bajar donde no era y le echó la culpa al conductor.

Sí, fue una de esas lecturas simples, pero deliciosas. Una de esas historias que te encuentran. Uno de esos caminos que no llevan a nada, pero te transportan. Es como conocer a alguien que te cuenta la historia de su vida y tú dices: "¿Sabes? eso también me pasó. O, yo también soy así. O, eso pudo pasarme a mí. O, más aún, lo dijiste primero que yo".

Y ahora, al ritmo de Baden Powell, yo escribo estas líneas sólo para dejar dicho por algún lado que conocí a alguien más en este mundo que sufre de infancia crónica, que sus ojos saltan por encima de la aburrida monotonía, que su mundo gira entorno a sus letras, que escribe más por placer que por deber, que comparte la lejana cercanía de un universo paralelo, y que tal vez, al igual que yo, su mente nunca frena y sus manos intentan ir a la misma velocidad de sus pensamientos. Conocí a alguien que no conozco, pero me basta leer que hay otros en el mundo que tienen su inbox del celular lleno de mensajitos recordatorios de momentos especiales para sus ojos, que se convertirán luego en viajes anacrónicos.

- Desde Adentro- 

5 de agosto de 2010

Yo confieso

 - Revelaciones de una nena distraída -

Yo confieso que me gusta cuando hace frío y sale humito por mi nariz o por mi boca; que a veces me sale una tonada no tan costeña y no tan porteña (a veces no sé qué acento tengo). Confieso que espío por las ventanas abiertas de las casas de barrio e imagino la forma de vida de sus ocupantes; que se me hace agua la boca con una vitrina llena de tortas y postres.

Confieso que mi trabajo ideal sería vivir de mis crónicas de viajes, culturas, costumbres, acentos... escribir lo que yo quiera. Confieso que hago un baile de victoria cada vez que tengo un nuevo viajero (seguidor); que a veces chismeo lo que otros hacen para ver si encuentro algo interesante; que no puedo dormir si el closet está abierto.

Confieso que soy un desastre en la cocina (aunque creo que eso ya no es secreto); que me gustaría poder hacer magia como Harry Potter; que me quiero casar en el mar; que quiero despertar riendo siempre que sea posible; que quiero recordar al menos los sueños lindos; que olvido qué hacía en una página antes de cambiar de pestaña en el explorador; que me gustan las palabras trucho y quilombo.

Confieso que a veces me hago la dura, pero soy una hojita de otoño cayendo suavemente al ritmo del viento, sobre todo si estás cerquita; que me gustan las medialunas y los abrazos bailables; que extraño ir a Crepes&Waffles el día de amor y amistad; que quiero tomar jugo de curuba y comer arepas al desayuno. Confieso que me pone muy feliz que otros lean lo que escribo, y leer lo que escriben ellos.

Confieso que me interesa un libro cuando su portada llama mi atención y el título me causa curiosidad; que el mejor libro que he leído fue ese en el que me leí. Ya sé, confieso que soy un poco vanidosa, pero un poco no más. Confieso que me gusta el olor a naranja de su pelo y el brillo de sus ojos verdes; que a veces convivo con personajes que no existen; que mi boletín del colegio decía "se distrae mucho en clases" y no he cambiado nada.

29 de julio de 2010

Dichos populares de Barranquilla y Buenos Aires

En estos días he sentido que mis fuentes de inspiración están en suspenso. Mientras, me consumo en un monotemático camino y días rutinarios sin objeto. No precisamente porque no haga nada distinto, pero debe ser un tema del clima. Hace frío, qué novedad. ¿Cómo está hoy? frío. ¿Qué dice el clima para mañana? frío.

Pero a pesar de esto, y a fin de sumar a sus conocimientos culturales, he recopilado una pequeña lista de dichos, expresiones y palabras populares en Buenos Aires - porteños- y Barranquilla - costeños-, que me gustan o me causan gracia. Si tienen más aportes a la causa son bienvenidos.

Ahí van los costeños:
  • Flash me queda chancleta= Soy tan rápido que ni flash me alcanza
  • Tienes el pelo como muñeca 'e arroyo = Cabello muy despeinado y sucio
  • Todo muñeca 'e burro = Todo bien
  • Noxpirín Junior = Sinónimo de Nos pillamos, que significa 'Nos vemos al rato'
  • Más llevao' que guardaespalda 'e gamín = No tiene dinero
  • Añoñi = Claro, obvio, por supuesto
  • Ajooooo = No te creo
  • Cule Babilla = Mujer muy fea
  • Nos vidrios= nos vemos
  • Más contento que mosquito en fiesta 'e mocho
  • No confunda la mazamorra con el caldo = No confundir dos cosas parecidas, pero distintas
  • Más tragao que tanga 'e loca = Muy, muy enamorado
  • Pareces gallina matá a escobazos = Muy despeinada, desarreglada.

Ahí van los porteños:
  • Más seco que culo de perro = sin dinero
  • Estaba re en pedo= estaba muy borracho (y hasta drogado)
  • La mina no se copa con cualquier guacho= La chica no le presta atención a cualquier muchacho
  • Al pedo como bocina de avión= que no tiene nada útil para hacer
  • Forro pinchado= inútil
  • Posta= cierto, de acuerdo, verdadero
  • Qué bajón= que mal, entristecedor
  • Darle como rengo a la muleta= estar muy ocupado, trabajar mucho en algo
  • Corto como patada de burro= cuando alguien es muy petiso/pequeño
  • Entangado= cuando un chico comienza a salir con una chica y no sale con los amigos
  • Menos onda que la fábrica de Yamaha= para decir que alguien no tiene estilo
  • A papá mono con bananas verdes= Al que sabe no le echen cuento
  • Hay cada gaucho en estas pampas que hace zurco con las bolas= es tan huevón que va dejando hueco en el suelo mientras camina
  • Tomátelas= desaparece
  • Va como piña= Cuando algo va con ímpetu

19 de julio de 2010

Vino, paisajes y descanso: fin de semana en Mendoza

En una escapada breve, pero sustancial, fui a conocer Mendoza, una región argentina que limita con Chile y es la cuna (o al menos la principal) productora de vinos del país. Aprovechando el viernes festivo en Argentina, salí en un autobus hacia mi destino el jueves por la noche. Después de unas cuantas horas de carretera, desperté con la vista de los Andes al fondo. Paisaje desértico, montañas con poca nieve en su pico, clima frío y un poco húmedo, olor a naturaleza y aire fresco, espacios abiertos, y un ritmo más pausado y tranquilo que en Capital.

Alquilamos unas bicicletas y fuimos a las bodegas. Después de un kilómetro yo estaba ya con la lengua afuera. En las bodegas tomamos vinos ricos, pero después del segundo no aprendí nada más. Los árboles eran grandes y con un color ocre que combinaba muy bien con el azul intenso del cielo y el amarillo naranja del atardecer. Cuando el sol comenzaba a caer, el asfalto se pintaba de lila y todo el cielo se tornaba a tonos rosas y morados. Las bodegas quedan a las afueras de Mendoza capital, en un pueblito llamado Maipú.

El paseo de los Andes es otro plan imperdible de la zona. Subir hasta la montaña sólo para ver el paisaje ya vale la pena. Cuando fui no había caído suficiente nieve, así que no se podía esquiar, pero tenía una hermosa vista de las montañas desiertas y de piedras, con la vista parcial de la cordillera de fondo y los picos de nieve. A lo largo del camino nos acompañó la antigua vía ferroviaria que llevaba hace muchos años hasta Chile. Aún hoy se pueden ver los restos de la estructura, que llaman mucho la atención en el paisaje y además se nota que fue una obra de avanzada en la época. Viajar en ese tren hacia Chile debía ser un paseo absolutamente hermoso. Además, puedes ver la Aconcagua, que, si no me equivoco, es una de las montañas más altas de LA con 7 mil metros de altura y un destino para los montañistas muy apetecido.

Llegamos hasta el Puente del Inca, una formación rocosa natural donde, cuenta la leyenda, llegó el heredero del imperio Inca desde Perú para ser curado por las aguas termales de su extraña enfermedad. Cuando la comitiva de guerreros llegó al lugar, notaron que las aguas estaban al otro lado del río, por lo cual el emperador pidió al dios Sol - Inti- y a la luna - Mama Quilla - que los ayudara. Los dioses recibieron sus plegarias y al día siguiente encontraron un puente formado por piedras que traían los pájaros en sus picos. De esta historia hay un montón de versiones, obvio, pero esta fue la que el guía nos contó. Hasta el Cristo Redentor no pudimos subir, porque ahí si estaba cubierto de nieve y era peligroso.

Este es otro destino recomendado en Argentina. En realidad, me he dado cuenta que los pocos lugares que conozco: Mar del Plata, Misiones: Iguazú, Pinamar y Mendoza, son paisajes y experiencias distintas una de la otra y han estado todos fantásticos, tanto por la compañía, como por el lugar.

7 de julio de 2010

Psicosis Ezquisofrénica latente

He descubierto que tengo una tendencia esquizofrénica que está queriendo salir a la luz. En realidad, no sé si está queriendo salir o si siempre ha estado ahí latente esperando mi lado flaco. Aunque creo que se equivoca, porque todos mis lados son flacos y todavía no ha salido nada... nada grave.

Andaba por las calles caminando y recordando algunas escenas del día. Mis acompañantes eran un viento frío, una temperatura de más o menos 7 grados y una canción de los Muppets que llevaba días merodeando en mis recuerdos. Iba imaginando a ciertas personas contándome una historia y yo parecía estar ahí en la conversación, porque iba por la calle haciendo caras de sorpresa. Me di cuenta cuando en medio de la conversación imaginaria tenía que hablar y en voz alta dije: ¿Qué? y detuve mi paso para ver si nadie lo había notado. Menos mal era de noche y la calle de regreso a casa estaba medio sola.

Otro día estaba en un banco intentando hacer un depósito. Había una persona antes que yo haciendo una consulta. Yo estaba mirando hacia la caja del banco, preguntándome si ese olor que tienen los bancos es por los billetes o es porque el gerente fuma escondido. Es un olor como a tabaco de oficina y no sólo aquí en Buenos Aires, sino en Colombia y en todos los bancos a los que he entrado. Tan ida estaba, que no me di cuenta que la persona delante de mí ya se había ido y en su lugar se había puesto otro vivo que no esperó a que yo aterrizara. En estas, el vigilante se me acerca y me dice con cara de sospecha: ¿Está todo bien?

Ahora que lo leo, creo que no son ataques esquizofrénicos, sino que debería cambiar mi lugar de residencia de la luna a la tierra; o tal vez podría comer más panqueques con miel. No sé qué tiene que ver, pero son ricos.

4 de julio de 2010

Crónicas mundialistas - y perdió Argentina

Aunque fue evidente la fortaleza del equipo alemán, no evita el sentimiento que se vive en este país. El gol del minuto 3 nos dejó desorientados - me incluyo porque yo estaba ahí-, pero luego cuando Argentina empezó a dominar la pelota, los ánimos comenzaron a subir. Segundo gol de Alemania, en el segundo tiempo, sacó a un par de hinchas del auditorio de la universidad. Aún las esperanzas estaban vivas, pero el tercer gol fue fatal. Caras largas y el ánimo decaído era evidente. Pocos minutos faltaban para acabar el partido y Argentina no lograba definir el gol que varias veces intentó. Ay mamá, llegó el cuarto gol y casi acababa el encuentro. Qué partido de infarto, qué nervios. Aunque sea colombiana vivo en Argentina, y ahora es como mi segundo hogar. Obvio que voy a hinchar por ellos, tengo casa, trabajo, amigos, amor, estudio aquí y me encanta mi posgrado, ¿qué me falta? Comparto su alegría y también su tristeza.

Ya dije que no soy la más seguidora del fútbol, pero en un país que se vive y se respira fútbol en cada poro citadino es inevitable contagiarse. Salí a tomar un café en Puerto Madero y un sábado a las 13 horas, no había nadie. Ésta vez no fue durante el partido, sino después. La ciudad retomó un aire triste y melancólico. A pesar del sol y el buen clima, Puerto Madero estaba solo. Los pantallas no tenía observadores, los restaurantes no tenían comensales.


Como dije antes, en este país el fútbol no es sólo un deporte, es un sentimiento y hasta una religión, como en la ciudad de Rosario que está la Iglesia Maradoniana. No por nada este es el único país del mundo que el estado compró los derechos para la transmisión de los partidos del mundial por aire, es decir, para la TV pública, así nadie tiene que pagar para verlos. ¿Populismo? seguramente, pero ¿en qué otro país sería eso una política populista?

Ahora queda alentar por Uruguay como nuestro representante latino, ojalá nos de una sorpresa, pero con Holanda y Alemania está difícil. 

Informó tarde para Viajes Anacrónicos, su autora.

28 de junio de 2010

Crónicas Mundialistas - Argentina va a los cuartos!!

Después del partido de ayer tengo poco que decir y más para mostrar. La alegría se contagia, y ahí terminé yo en el obelisco con mi amiga Tucumana cantando y gritando: ¡Vamos, vamos, Argentina, vamos, vamos a ganar, que esta banda quilombera no te deja, no te deja de alentar!... y también esta que es cuando estás en medio del bochinche (entre muchas otras que me estoy aprendiendo): ¡El que no salte es un inglés, el que no salte es un inglés!











Yo ya estoy suponiendo que si Argentina queda campeón de la copa van a declarar el día festivo. Vamos primero a ver el partido contra Alemania este sábado, que ya veo otra cancelada de clases.

Informó para Viajes Anacrónicos, su autora.

22 de junio de 2010

Crónicas mundialistas - Partido 3:30 p.m de Argentina

Hoy jugó Argentina contra Grecia en un encuentro que era esperado que ganara. Yo tenía una clase en la tarde de 4 horas y fue cancelada porque justo coincidía con la hora del partido, así que por esa razón, esta semana tengo 1 hora más de clases de miércoles a sábado.

Hoy vi el partido en un café en Pilar, una pequeña ciudad en la provincia de Buenos Aires. El primer tiempo pasó tranquilo. Mientras conversaba estaba pendiente de alguna jugada o el gol esperado, pero nada pasaba de interesante. Terminado el primer tiempo sin nada espectacular, decidimos mi compañía y yo volver a capital. Esto fue lo que vimos (o más bien no vimos):


En la Ruta 9 que lleva a Pilar casi no había ningún auto, una carretera que por lo general hay muchos transitando o al menos se ve movimiento, pero no había nada. En el peaje todos tenían sus radios encendidas y no habían carros en línea esperando para pagar el pasaje.


En la ciudad, pasar por Cabildo justo después del partido fue también emocionante. Todos los chicos que salían de la escuela iban con sus banderas y sus vuvuzelas al estilo argentino gritando por las calles. Yo hasta compré un gorrito con la bandera albiceleste... ¡sólo por si lo necesito!

Además, quien cantaba los goles era uno de los narradores más conocidos acá en Argentina. Se le siente una pasión y el grito le sale del corazón, del estómago, de cada parte de su cuerpo. Sino, juzguen ustedes con este video del mundial del '86 (guardando las debidas proporciones):



Es que aquí la pasión se siente de verdad, mujeres, niños, señores, todos, todos siente con fuerza un gol de la selección. Es una cosa impresionante. Los siguientes partidos espero vivirlos en medio del "bochinche" y ya les contaré.

Informó para Viajes Anacrónicos, su autora.

21 de junio de 2010

Día gris

La ciudad está fría.
Tan fría, tan gris, tan lenta.
Y así me siento yo, tan lenta, tan gris, tan fría.

Tus manos están lejos.
Tan lejos, tan cálidas, tan limpias.
Y yo las extraño a mi lado, tan limpias, tan cálidas, tan lejos.

Tus labios están quietos.
Tan quietos, tan suaves, tan sinceros.
Y yo los quiero así, tan sinceros, tan suaves, tan quietos.

Tu corazón está en silencio.
Tan callado, tan solo, tan pequeño.
Y yo no sé qué hacer, tan pequeña, tan sola, tan callada.

Extraño el olor a mermelada de tu pelo.
Los besos de buenos días.
Las caricias de buenas noches.

Extraño ver tu corazón en tu sonrisa.
Tocarlo con la mía .
Y sentir que no es pequeño.

En este día gris
En esta ciudad tan fría
En este corazón solitario
Lo único que necesito
Es mi espalda rozando en tu pecho.

17 de junio de 2010

Crónicas mundialistas - Partido 8:30 a.m de Argentina

Lo dicho. Partido Argentina - Corea del Sur a las 8:30 a.m. Mi despertador estaba programado para esa hora, pero los vecinos decidieron reunirse al lado de mi casa, así que mi despertador en realidad fueron los niños con sus trompetas y sus gritos esperando el inicio del partido a las 8:10 a.m.

Yo no soy fanática del fútbol, ni siquiera sé los nombres de ningún jugador a parte de Messi, pero en lugar de meterme en la ducha luego de ser despertada por los chicos, prendí la tele para ver en qué iban mientras el agua calentaba en mi baño (no tengo gas), y ahí me quedé hasta que llegó el medio tiempo. Al fondo el sonido de las trompetas y los gritos. ¡Aguante Argentina, Carajo!= los status más comunes en Facebook y Twitter; ni qué decir de las promesas de los hinchas:
Las promesas

A mí me tocó salir antes de finalizar el partido para ir al trabajo. En la calle no había nadie, pero NADIE. Justo un par de segundos antes de llegar el bondi (bus) a mi parada, Argentina mete el tercer gol. Desde sus casa todos gritaban GOOOOOOOLLL, las chicas que atienden el kiosko/tienda estaban todas vestidas con el uniforme albiceleste, hasta el perro. Un pobre desprevenido quiso comprar algo y la chica le dijo: "a ver esparame ahí que están dando la repetición del gol de Higuaín". Yo también lo hubiera mandado a volar.

Una calle cualquiera

En el bus eran todas mujeres, sólo había un señor mayor y un chico con su novia escuchando el partido con el celular de ella. Parecía que lo habían sacado a regaña dientes. En esas, cuarto gol de Argentina. Desde la calle escuchaba a la gente gritando en sus casas u oficinas. Dos señoras mayores con su radiectio fueron las primeras en cantar el gol. El conductor gritó "¡Bien!" y pitó un par de veces. Todas las chicas sonrieron y el único chico alzó los brazos en señal de victoria.

El bus en el que iba

Justo en esas, una señora subió en el bus y se sentó al lado mío. Yo estaba tomando la foto con mi celular, porque como cosa rara dejé la cámara en casa cuando era más útil.

-Ay sí, ¡vamos Argentina!, ojalá ganemos, este país necesita una alegría -comenzó la señora a charlar conmigo (léase con acento Argentino)- Sí, porque ¿acaso por qué nos tiene que importar que le vaya bien a Corea? este país está lleno de extranjeros. Mi hijo hizo un estudio y ahora hay más extranjeros que argentinos. Nos están invadiendo el país. Está más que bien que Argentina gane el mundial, sí señor. Los chinos, coreanos, paraguayos, ¿qué hacen aquí hinchando las pelotas? Que vayan a ver el mundial a su casa, ya está. ¿Vos que decís?.
Confundida con la incoherencia de su discurso, saqué mi mejor acento costeño y le dije:
 -Ajá, cada quien tiene derecho a vivir y gastar su plata donde quiere, no?
Ella, en medio de la sorpresa (como si acaso yo pareciera argentina), exclamó:
 -Ay querida, ¿y vos de dónde sos?, preguntó con una media sonrisa.
-Colombia, le dije.
-¡Pero qué lindo, es un país hermoso!- dijo ella con cara de vergüenza.
-Ah, ¿fuiste?
-No, no, pero me han contado. Viste, por ahí en la tele uno ve cosas.

Llegó el momento de bajarme y la señora cambió el tema para los políticos: "Sí, porque estos políticos que tenemos lo han regalado todo, nos tienen mal (...). Bueno que Dios te bendiga, que tengas un buen día..". Bajé del bus y fue como si estuviera sola en la ciudad. La avenida Córdoba a las 10:15 a.m no tenía un sólo auto en la calle.

Avenida Córdoba 10:15 a.m

Apenas terminó el encuentro, todos los carros salieron en avalancha, a toda prisa como era de esperar,  tocando la bocina y gritando: Vamos, Vamoooosss! La verdad es que me contagiaron el entusiasmo. Estaba emocionada yo también. Quería ver qué estaba pasando en la cancha. Ya clasificada Argentina a la segunda fase, prometo asistir los partidos. La felicidad ajena se contagia. Sobre todo, prometo ver al papacito de Higuaín, que hasta hoy para mí era figura desconocida, pero tiene un... talento!

El siguiente partido lo veré en la Universidad. ¡Ufa! Les contaré más adelante en las Crónicas Mundialistas. Esto es todo por hoy, informó para Viajes Anacrónicos, su autora.

Pd: la calidad de las fotos no es tan buena por ser de celular. Sorry!

16 de junio de 2010

Anécdota curiosa

Todos me han dicho que vivir un mundial en Argentina será una experiencia única e irrepetible. Con lo fanáticos de fútbol que son aquí y con las esperanzas puestas en la bandera celeste y blanca para llevarse el título de campeón, no me extraña nada que sea así.

Hoy tuve una anécdota curiosa. Estaba esperando mi bus en la parada luego de salir del trabajo, cuando una camioneta paró para esperar a que el semáforo cambiara a luz verde. Una niña, que podría tener 5 años, estaba asomada en la ventana del copiloto, sentada sobre la que supongo era su mamá. Iba vestida con una chaquetica azul con rayas celeste como las del uniforme de los jugadores y al toque de unos segundos comienza a gritar, golpeando la puerta de la camioneta: ¡Vamos, vamos, Argentina! y así siguió, hasta que el auto arrancó y se fue lejos hasta que no la pude escuchar más.

Ahora bien, si una niña tan pequeña lleva esa emoción por dentro, si en el congreso se estudia la posibilidad de poner televisores en las escuelas para evitar que los niños falten, si un profesor de Maestría pide a sus alumnos el favor de ir a la clase, porque llevará un invitado, si mi compañero de trabajo anuncia que llegará tarde los días que juegue Argentina (o en su defecto no irá) y si desde hace dos semanas no se habla de más nada que del mundial, seguramente tiene que ser algo especial. Ya les contaré (aunque yo le doy a Brasil).

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