25 de octubre de 2010

Algunas reflexiones sobre Santiago

Esta pequeña escapada a Chile fue fantástica. Conocí una ciudad muy distinta de la que vivo y de la que vengo, en el mismo continente. Me gustó, me divertí, me perdí, y gasté un montón de plata. Sí, es caro Chile, al menos Santiago, Valparaíso y Viña del Mar lo son. El cambio es extraño, 2.000 pesos chilenos son 4 dólares más o menos, que equivalen a 7.400 pesos colombianos y 16 pesos argentinos. Cuando creía que estaba pagando barato, hacía el cambio y me daba cuenta que era todo un engaño. Mínimo en un almuerzo decente gastábamos 8.000 pesos chilenos por plato. Si ganas en pesos argentinos algunas cosas son inasumibles.
Un billete de dos mil pesos chilenos y Julián
Me gustó. Buenos Aires es una ciudad muy linda, pero vieja y sucia. Santiago, por el contrario, es funcional, moderna, limpia, y mi impresión es que, después de tanto terremoto, tsunami, incendio y demás catástrofes por las que ha pasado, fue una ciudad planeada para el progreso. Se nota que hay dinero por las calles. Los autos son último modelo, las vías son amplias, los edificios son nuevos y las veredas están limpias, pero también sus ciudadanos la cuidan y la quieren. No me gustó el exceso de cableado por las calles, no sé por qué había tanto. En Buenos Aires también hay cables por la calle, pero no son tantos como en Santiago. Además, el smog por la polución no la favorece. Como ya dije en una entrada anterior (creo), la cordillera no permite que el aire circule con normalidad y se queda estancada la polución sobre la ciudad.
Un bus que se llenó en dos minutos y se desocupó todo 4 paradas después
Julián, mi compañero viajero, me dijo en un momento:

-Joa, ¡Aquí los autos paran cuando vas a cruzar por la zebra (o senda peatonal)!
-¿En serio? ¿Como en los países del primer mundo? ¡Crucemos a ver!
Ambos nos dirigimos a la esquina, venían unos autos, hicimos la intención de cruzar y se detuvieron para que pasáramos.
-¡oh! ¡Es cierto Juli!
-Sí, Joa, pero mejor no nos acostumbramos porque después nos pueden atropellar en Buenos Aires.

Son bellezas distintas las de Santiago y Buenos Aires. Son calidades de vida diferente, son pensamientos opuestos, son incluso, culturas diversas. En Santiago no hay la riqueza cultural que hay en Buenos Aires, pero Buenos Aires no tiene la visión de progreso que tiene Santiago. No estaría mal vivir un tiempo en Chile, a pesar del acento, pero entre las dos, me quedo con Buenos Aires; me siento más yo aquí.
¡Y esa soy yo y la de atrás es Santiago!
Un día, con Julián, almorzamos una deliciosa paella y un corviño exquisito en el mercado del puerto. En serio, delicioso almuerzo y después teníamos que seguir caminando. Si van algún día, no pueden dejar de almorzar en esa zona. Así iba comenzando mi plato:

Y así quedó:

Además venden frutas muy frescas. Es un poco sucio y puede ser peligroso a la noche, como cualquier plaza de mercado central, pero vale la pena la paseadita. La gente nos pareció amable. A Juli le gustaba preguntar cada dos pasos cuál era el camino y por donde ir, además iba con la cámara en la mano a todas partes... hasta que lo regañé y le pedí que la guardara porque me ponía nerviosa. Al final, la pasamos tan bien, que la resaca del fin de semana la 'dormimos' en el aeropuerto y regresamos apestosos a fiesta.
Angelito como siempre ;)

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