14 de junio de 2010

Soñar en Cataratas del Iguazú

No creo que pueda decir muchas cosas de este viaje para que logren sentir lo que yo sentí si no han ido. Fue sencillamente un espectáculo natural fenomenal e increíblemente hermoso. Toda la energía y la electrificante satisfacción de estar presenciando semejante obra de la naturaleza, ¡qué pequeños nos hace sentir al lado de su majestuosidad! El sonido es constante, como si hubiera una cascada de una piscina encendida, pero aumentada al 1000 y si apagarse nunca.

Esta misma belleza natural está dividida en dos países: Argentina y Brasil. Para verlas completas debes pasar por los dos y las sensaciones y vistas son bien diferentes. Para mí, la aventura comenzó con un modesto paseito de tren que nos llevaba hasta el comienzo del camino para descubrir las cataratas por el lado argentino. Ahí todavía no imaginaba el tamaño de lo que vería y menos el impacto que tendría en mí. Bajamos del tren y comenzamos el recorrido desde abajo hacia arriba, es decir, las vi primero desde lejos y luego me fui acercando hasta llegar al inicio de la caída. Habría que ver mi cara de asombro, cual niño pequeño en un supermercado.

Mientras más caminaba y me acercaba, la sensación era más intensa. El clima estaba perfecto. Un sol espectacular y una temperatura de aproximados 20 grados. Los que me conocen saben que con ese clima ya tengo frío, pero como iba caminando y pasaba por las partes de sol, en medio de la selva, no lo sentí tan fuerte. Eso ayudó para disfrutar no solo del ambiente sino de los colores del escenario.

En el lado argentino hubo tres momentos que puedo destacar como mis favoritos. En orden cronológico, el primero fue estar de pie justo al lado de una caída, en donde todo el agua caía sobre mí. Fue revitalizante y además me generó una dicotomía: me sentí pequeña e indefensa, y a la vez llena de poderes y energía.

El segundo momento fue el recorrido en la lancha. Nos llevaron bastante cerca de la caída del agua hasta casi tocarlas. Confieso que me dio un poco de miedo, porque quien controlaba el acercamiento y la lancha no era yo, pero era parte de la adrenalina no saber hasta dónde llegábamos. El tercer momento especial fue presenciar la Garganta del Diablo, sobre todo porque había poca gente y pude estar tranquila viendo la fuerza del agua y el ímpetu con que cae. ¡Cuánta agua!

Ese fue un paseo de todo el día. Al siguiente tocaba el turno para el lado brasilero. Ese lo contratamos con un tour, porque había que presentar los papeles y todo lo demás. Este era más corto, como en 2 horas alcanzabas a recorrerlo todo. La diferencia entre uno y otro es la forma en que vives el mismo espacio. En el argentino estás ahí adentro, lo tocas, lo sientes. En el lado brasilero es como si estuvieras presenciando un espectáculo, lo ves como espectador desde un asiento V.I.P, pero sólo desde este ángulo eres capaz de dimensionar la grandeza de las cataratas. La parte que más me gustó fue en la última pasarela que llevaba bien cerca de la Garganta del Diablo. Fue ahí que me di cuenta de lo pequeña que soy y de lo grande y hermosa que es la naturaleza. A esto debo sumarle un sobrevuelo que me dio toda la dimensión de la longitud de las cataratas y del ecosistema al rededor. Aquí voy poniendo algunas fotos, pero para verlas todas están en mi cuenta de Flickr.

Para mí, ver los dos lados es un complemento perfecto, además el parque brasilero está mucho más bonito y cuidado que el argentino, y ni qué decir de la comida en Foz do Iguaçu, el pueblo brasilero. Exquisita. Este fue uno de esos paseos inolvidables, de esos que quedarán siempre en mi memoria, porque seguro quiero volver, pero nada se compara como la primera vez.

Esta belleza natural está compitiendo para ser seleccionada como una de las 7 maravillas del mundo y hoy tienen el título de las cataratas más largas del mundo. Así que los invito para que vote en: http://www.votecataratas.com e inviten a todo el que conozcan y al que haya ido para que voten. Por lo pronto, yo iré a dormir con la melodía de las cataratas y hasta que el efecto pase, seguro será un sueño tranquilo.



Algunos tips:
  • Para agendar el viaje si vas por primera vez:
    En Buenos Aires, agente de turismo: Marcos Maggiori- marcos_maggiori@hotmail.com
  • Hostel económico y bien equipado:
    Hostel Inn Iguazú
  • Llevar repelente de mosquitos y bichos (tengo un par de ronchas que me pican mucho en los brazos).
  • Llevar zapatos cómodos para caminar. El día del lado argentino llevar un cambio de ropa adicional, porque seguro te vas a mojar.
  • No es necesario contratar la visita guiada para el lado argentino si alguien ya conoce el camino. Son lentos, hay mucha gente y hablan mucho.
  • Evitar el paseo por la jungla en un camión. La guía habla todo el tiempo y no puedes ver ni escuchar nada. Encima repite lo mismo en cuantos idiomas el público hable.
  • Ir acompañado de una persona que le gusten las aventuras ecológicas o al menos que disfrute del espectáculo de mirar.

2 comentarios:

mentegolosa dijo...

COMO LECTORA DEL BLOG, MUY BUENA LA CRÓNICA, LO HACE VIAJAR A UNO, PERO.....COMO MAMÁ ¿QUÉ HACES PARADA EN ESE EXTREMO, TU SOLA, BAJO SEMEJANTE CHORRO ATEMORIZANTE DE AGUA? SI YO HUBIERA ESTADO AHÍ....TE JALO LA PITICA. JEJEJEJE

Joanna Riquett dijo...

No era peligroso Ma! habìa pasarelas con rejitas que nos protegìan, ademàs ya estoy aquì de vuelta y no pasò nada!! =)

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