27 de noviembre de 2010

Historias

Estas últimas semanas han pasado tantas cosas que no sé por dónde comenzar a contar. Tuve una semana un poco difícil, pero siento que lo que empieza a suceder es bueno, y el camino que se dibuja parece ofrecer un buen crecimiento, más personal que intelectual, pero igual de importante.

No sé si tú, quien lee esto, has pasado por esos momentos en los que te cuestionas la lógica de tus acciones, el sentido de tus impulsos, y a veces no encuentras respuestas claras a tus preguntas, pero intuyes que esa es una buena dirección a la que te diriges. Creo que se acercan tiempos difíciles, de cambios, de decisiones, y siento cierta excitación por vivirlo. Acepto que me da un poco de miedo a lo desconocido, a lo incontrolable, a lo doloroso... siempre tengo miedo a lo doloroso... pero como dice Bratusfac Mali: "ying no anula yang".

En fin, este post era como un desahogo necesario; como una pequeña pausa al ritmo tan acelerado en el que me he encarrilado, y que me encanta. En breve, les contaré las consecuencias de un verano en Buenos Aires, los olores del pachulí y las nostalgias navideñas. Gracias por escuchar, o leer.

1 comentario:

PaO'S dijo...

la nostalgia navideña, fijo me sentiré identificada... y más por estar lejos de casa :(

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