Todavía no es oficial, pero los árboles ya entendieron que el invierno está pronto. Y qué tristeza me da ver las ramitas sin sus hojas de colores. El invierno tiene su encanto; un encanto que no he encontrado todavía, y que aunque me hagan respirar profundo en el medio de una noche lluviosa para sentir el frío en mis pulmones y me muestren la belleza del paisaje mientras caminamos por la calle, no puedo verlo. Es que mi flaco cuerpo necesita calor y muchas capas para abrigarse. Vino y té, mis compañías predilectas para esta época. Chau otoño, hola invierno, hola frío.
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