Con un dedo morado, un dolor en la cola y en la espalda, un montón de mensajes en el inbox y una sonrisa cansada que va de lado a lado de mi cara, me siento a escribir en mi cama prestada. No sé ni por dónde comenzar. Hoy estoy en Auckland, Nueva Zelanda (todavía no lo creo). Es difícil contar una historia cuando hay tanto para mostrar y las palabras llegan más rápido que lo que mis manos pueden escribir. Quiero decir algo para que la mamá al otro lado que sé que está leyendo esto pueda sentir lo que yo sentí, pero son más de 1000 km de carretera difíciles de contar.
Este país es asombroso; mientras yo “esquiaba” en lo que quedaba de nieve en una montaña cerca de Auckland llamada Raupehua, otros conocidos se bañaban en la playa a pocos kilómetros de distancia en Bay of Islands. Conocí más de la cultura Maori, aprendí algo de su danza y sus cantos, paseé por hediondas aguas termales (o Stinky Steam como lo bauticé), vi aguas con hermosos colores, casi hice Bungy Jumping (me lo impidió la entrometida lluvia), comí un delicioso Barbecue acompañada de personas de otras partes del mundo (Suiza, Indonesia, Brasil, Arabia Saudita, Alemania, otros Colombianos y algunos Neozelandeses), disfruté de la nieve con una alemana y un italiano, desayuné en Taupo ricos waffles con banana, aprendí una palabra en árabe, recordé otras en italiano e inventé algunas en inglés y además de todo, logré llegar a tiempo a mi Homestay para la cena del domingo. Todo esto en casi 52 horas. Increíble cómo es suficiente eso para cambiar la perspectiva sobre la vida.
Esta es mi primera semana aquí y la he encontrado fantástica. Es muy común aquí escuchar que “el tiempo pasó volando” y me da una pena saber que cuando uno se divierte es así. Yo quisiera retroceder el tiempo, pero llevarme lo ya vivido; Solo retrocederlo para tener más tiempo todavía, así como Hermione hizo en Harry Potter. Pero volviendo de la fantasía, me prometo a mi misma disfrutar cada segundo aquí.
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Una de las vistas de Auckland desde el SkyTower, cuyos vidrios azules dañan las fotos |
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Otra foto de Auckland, Nueva Zelanda, desde el SkyT |
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Queen Street, la calle por donde transito siempre |
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Pasando Mission Bay, en la zona residencial. Casas con esta vista justo atrás de mí |
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El SkyTower |
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Britomart Station (si no me equivoco) |
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Otro panorama de Auckland |
La dirección de conducción aquí es igual que en Londres y lo contrario que en Colombia/USA/BsAs (etc.). Para mí todavía es difícil saber para qué lado de la carretera mirar antes de cruzar la calle, así que después de las casi atropelladas que tuve decidí hacer como los abanicos: miro a ambos lados todas las veces posibles; ya me acostumbraré.
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Esta foto la tomé porque me pareció una relación obvia Vagina / Pene |
Un día cuando quise cruzar la calle para llegar a casa el semáforo de peatones estaba apagado. Yo sabía que presionando el botón podía pedir el pase o ver cuándo podía cruzar y ya lo había hecho en otras calles. Lo que no sabía era que justo en esa esquina tenía que hacer algo especial, así que yo sólo presioné el botón una vez, dos veces, tres veces, insulté al semáforo, le pegué al botón, volví a insultar al semáforo, le volví a pegar al botón y cuando estaba a punto de rendirme y tirarme a la calle “a la de Dios”, vi un letrerito que decía “por favor pararse sobre la plataforma y luego presionar el botón” (jajaja)- lo que es el tercer mundo-. Pobre semáforo si tuviera mamá.
Aquí las personas son muy amables, parece que todo el tiempo estuvieran actuando en una película o vendiendo un producto, pero mañana escribo más sobre eso. Así que, volviendo a mi primer viaje de fin de semana, sólo tengo una conclusión: la felicidad es fortuita y gratuita.
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Fui con mi amigo Pedro a ver The Rocky Horror Show en el teatro del SkyTower. Esta señora es de NZ y fue a lo mismo. Afuera de la sala vendían cotillón y ella quedó encantada con nosotros (más con Pedro, claro). Les saqué una foto para recordarla por lo amable que fue. Sus amigas adentro fueron las que más show hicieron. Muy 'animadas'. Felicidad redonda. |
1 comentario:
Hay pocos sentimientos tan agradables cuanto la alegría de felicidad. Como la alegría que veo adentro de mí al sentir tu felicidad. Como disfrutas los buenos momentos (como tooodo el paseo) y los malos momentos (como el semáforo jajaja). Linda la precisión sin dejar de ser espontáneo el discurso: es como si lo estuvieras escribiendo en el exacto momento de haberlo vivido. Beso y no pares de contarnos!
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