6 de abril de 2011

Caracas: destino insospechado

Aprovechando el fin de semana largo en Argentina, fui a visitar a unos cuasi parientes en Venezuela. Es extraño tener que responder a las personas por qué fui a Venezuela, en lugar de si es divertido o lindo el país. Sin duda, este viaje fue culturalmente muy interesante. Lo más importante que viví de primera mano, es la cercanía con Colombia, sobre todo en los paisajes y la gastronomía. Fueron siete días en los que comí muy bien toda clase de comida; obviamente aproveché para degustar los frutos del mar, tan escasamente bien cocinados en la ciudad porteña de Argentina.

Como me han preguntado tantas cosas sobre el viaje, las voy a ir mencionando como si estuviera conversando. Después de todo, esto que yo digo es sólo mi impresión y no la palabra final. Y si tienen más preguntas, pregunten que las voy agregando a la lista.


Caracas

A pesar de que la ciudad en sí me pareció sucia y descuidada, su gran ventaja es estar rodeada de inmensas y hermosas montañas. Caracas, cuyo nombre original es Santiago de León de Caracas, está en un valle a 900mts de altura, por eso también tiene un clima perfecto, ni mucho frío, ni mucho calor. Estos pulmones verdes, a veces invadidos por grandes ranchos/villas/favelas/comunas, le dan un agradable verdor a la ciudad. El cerro del Ávila es un parque nacional en el que puedes limpiar las toxinas de tu cuerpo. Yo intenté subir y llegué sólo hasta un arroyito de agua helada muy bonito. Cabe resaltar que respiraba sólo por un orificio nasal a causa de la gripe y ¡no había almorzado!

Vista de Caracas desde El Ávila











El transporte público es económico. El metro me costó 0.90 bsf (menos de 1 centavo de dólar) por dos viajes. Además tiene aire acondicionado y están ampliando su cobertura. No sé cómo funcionará el tema de los olores con el aire acondicionado en días de calor, pero sin duda estos son puntos positivos.

Aún así, no sé cómo será en otras ciudades, pero si Caracas es la capital y una de las más grandes y representativas del país, Venezuela no es ni un quinto de lo que podría ser como país... y que me perdonen mis amigos venezolanos a quienes estimo.

Lo primero, y más fastidioso de la ciudad, es el tráfico. La gasolina es tan barata (con menos de un dólar llenas un tanque) que mantener un auto no es tan difícil -eso me dijeron-. Así que todo el mundo decide andar en auto en vez de caminar, además, no hay suficiente espacio público, ni infraestructura para andar en bicicleta. Allá la excusa de 'es que había un tráfico terrible' siempre es válida. A mi me tomó 4 horas llegar del aeropuerto a la casa porque llovió. Lo normal es al rededor de una hora y media. Por suerte hay un nuevo metro/subte con aire acondicionado que mejora la circulación en parte.

Tráfico normal, tipo 11 a.m (¿qué hace tanta gente en la calle a esa hora?)

Sin ánimos de politizar esta entrada, uno podría imaginar que Chávez con su discurso socialista ha mejorado, al menos, la calidad de vida de los venezolanos. Pero si eso era calidad de vida, me quedo donde estoy. Hay gente en las calles durmiendo, hay rebusque, hay chicos vendiendo cualquier cosa en los semáforos. Estuve de curiosa en un súpermercado y me sorprendió. De 20 marcas de aceite de oliva, 18 son importadas... pero ninguno con un precio 'pagable' para un venezolano de clase media que gane al rededor de 3000 bsf (bolívares fuertes) al mes. Y si preguntas cuántos son 3000 bsf en usd... depende. Si lo cambias en el banco al cambio oficial, está al rededor de 4.3 bsf por usd, si lo cambias en la calle (dólar negro)... depende. Te pueden cobrar 1 usd a entre 6 y 10 bsf, tienes que poner cara de pobre, estudiante, mochilero o tacaño y tal vez tengas suerte que te lo den a 8.

Hombre vendiendo un aparato para apoyar celulares en una esquina.
Seguramente para BlackBerry que allá tiene todo el mundo

En el Ávila (y la mala costumbre de hablar mientras me sacan fotos).

¿Y es verdad lo que dicen de la inseguridad?

El año pasado hubo una crisis energética por escasez de lluvia, por lo cual decidieron apagar gran parte de la iluminación pública de la ciudad. A raíz de esto, el nivel de criminalidad aumentó. En las calles oscuras es más fácil cometer fechorías. Por eso me pareció una ciudad muy oscura a la noche, entre barrios los postes de iluminación no se prenden, aún con carteles que piden denunciar los que estén apagados.

Sin embargo, si vas con precaución por la calle, tomas los caminos correctos y vas, en lo posible, acompañado por locales, no hay motivos para alarmarse. Yo no sentí ese nivel de inseguridad del que tanto hablaban, pero tal vez sea porque me moví en barrios con un buen nivel social: Chacao, Sebucan, Los Palos Grandes, Las Mercedes...

¿Pero al menos se come bien?

Bien no es la palabra adecuada, se come INCREÍBLE. Si hay algo que tenga que destacar de este viaje es la comida. No puedo mencionar la cantidad de sabores y gustos que no había probado, incluso a pesar que tienen una sazón similar a la comida de la costa colombiana.

Arepa Reina Pepiá (con aguacate y pollo) y jugo de maracuyá
Lo más tradicional son las arepas. Hay de todos los tamaños, gustos y rellenos. Las arepas son como una familia de las tortillas mexicanas, pero un poco (muy) distintas. También tiene Cachapa, distintos tipos de carnes, arroces, tajadas maduras, fríjoles/porotos, y si sigo mencionando me va a dar hambre. Ellos también tienen una amplia variedad de frutas y verduras, y toman jugos/licuados al desayuno, almuerzo o cena. Le llaman Parchita a la Maracuyá y Caraotas a los fríjoles. Tienen el típico corrientazo de almuerzo, que ellos llaman Pabellón: una combinación explosiva (a mí me mató) de arroz, tajadas, carne desmechada (mechada), fríjol, o como diríamos en Barranquilla ACPM (arroz, carne y plátano maduro).

Hay que probar todas las frutas, comidas y arepas que se te crucen por el camino. Puede que te tardes 1 hora en llegar al restaurante por el tráfico, pero cómo lo vas a disfrutar!

¿Y la gente qué tal? ¿Hay mucha propaganda de Chávez?

Ellos son como nosotros los costeños: extrovertidos, parranderos, divertidos, bulliciosos, un poco snobs, tercos, comelones, bebedores -sobre todo de whiskey-, bailadores, amables, sonrientes, felices y opinólogos empedernidos, sobre todo de política y de Chávez. Te sientas a una mesa con venezolanos y de lo primero que hablan es de la situación del país. Cada quien tiene una opinión, unos a favor, otros en contra.


En cuanto a las propagandas, más que de Chávez, hay del socialismo. Desarrollaron la marca 'Hecho en Socialismo' y se ve, sobretodo, en los pueblos y barrios de niveles económicos inferiores. Alcancé a ver carteles que decían 'Patria, Socialismo o Muerte', un poco fuerte el mensaje para mi gusto.



Pero, ¿y los chicos son lindos?

Lo siento chicas, si hay que decirlo, este es el paraíso para los hombres. Mujeres lindas hay por todos lados, y obvio que tenía que decir mi comentario celoso: a veces exageran con la silicona y parecen dos pelotas en un palito de escoba. Chicas arregladas y el plástico a la orden del día. Aún así, vi rostros lindos y contexturas de muñecas. Lo que no se puede decir de los hombres, para mi poco deleite visual. Una lástima, porque yo sí que parecía un ventilador intentando buscar el hombre de mis sueños. Volví a Buenos Aires con tortícolis, obvio.

Pero para no terminar con noticias tristes, me fui a Puerto La Cruz, ciudad costera a 4 horas de Caracas, a pasar dos días de relajación total. Y digo total, porque realmente me desenchufé de esta hiperconectividad en la que vivo. Linda playa, rica comida, clima playero agradable, animales curiosos y así estuve yo bajo el sol oscureciendo mi negra piel más de lo que está. Es que me espera un invierno de sobreabrigamiento hostil. A pesar de que no tuve tiempo de recorrer el país (7 días no alcanzan para mucho), sé que Venezuela tiene paraísos naturales increíbles a los que tengo ganas de volver.

Tomando el sol

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