¿Te sorprenden los precios que encuentras en los almacenes de Buenos Aires? Más aún, te disgusta que todos los almacenes cobren tan caro y ofrezcan lo mismo? Pues a mí sí, pero por fortuna tengo una hermana curiosa. Llevo un poco más de un año viviendo en Buenos Aires y no sabía que hay un lugar donde venden toda la ropa de los almacenes a precios escandalosamente bajos. Mi hermana, como buena diseñadora de modas y con tan solo 3 meses aquí, ya ha ido tres veces a este lugar. Así que si tu onda es comprar todo lo que puedas con la menor cantidad de dinero, ¡Avellaneda y Nazca es tu lugar!
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Foto La Nación |
Bueno a ver, antes de que se emocionen mis queridas compradoras compulsivas, debo aclararles que no todo es color de rosa. De hecho, yo no esperaba encontrar toda esa aventura, para bien o no. Avellaneda es una calle lejos del barrio donde vivo (Belgrano). Los comercios están en en el límite entre los barrios Floresta y Flores. Tomamos un bus que suponía que tardaría 55 minutos según Comoviajo.com, pero en realidad tardamos poco menos de media hora. Bajamos en la calle Avellaneda y Bolivia, y fuimos caminando por Avellaneda hasta que comenzaron a aparecer los negocios. Llegamos temprano, eran apenas las 10 a.m, todavía no había tanta gente y algunos comercios comenzaban a abrir sus puertas. Sin embargo, ya se empezaba a notar la dinámica. Mucha gente, sobre todo mujeres, caminando por la vereda y cruzando la calle por cualquier lado en busca de las mejores ofertas. Avellaneda y Nazca es la esquina más famosa.
La dinámica es así, hay que entrar en todos los locales cuyas vitrinas llamen tu atención por el estilo que buscas; una vez adentro pregunta cómo es el asunto "al por mayor", porque cada almacén es distinto. Ahí te dirán si debes comprar 4 o 6 prendas distintas, 2 de la misma o compras mínimas. Es mejor que vayas acompañada por otra compradora, así pueden dividirse las cantidades de compra. Nosotras gastamos cada una alrededor de 200 pesos argentinos (50 usd aprox) y conseguimos al menos 6 blusas muy bonitas. De la calidad les hablo después, cuando las lave un par de veces y comiencen a aparecer las motas.
De todas formas, fue un paseo divertido. Habían almacenes que sacaban un rack con blusas (o remeras) a 10 pesos y la gente se volvía loca escogiendo, metiendo mano, empujando, pagando, casi como si las estuvieran regalando. Tuve ganas de meterme a una ganga para ver cómo era, pero mi sentido aventurero a veces se limita a saltos en paracaídas y no va por empujones y pisotones por una camisa. Si alguien quiere ir, le recomiendo que lo haga con una persona que sepa buscar, porque por encima no se encuentra nada. Afortunadamente, yo iba con Laura, mi hermana, que tiene el ojo preciso. Y, a propósito de eso, si hay alguien en Barranquilla que todavía está pensando regalos de navidad, aquí les dejo estos detalles muy Chic, los vende mi hermana,
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