27 de noviembre de 2010

Historias

Estas últimas semanas han pasado tantas cosas que no sé por dónde comenzar a contar. Tuve una semana un poco difícil, pero siento que lo que empieza a suceder es bueno, y el camino que se dibuja parece ofrecer un buen crecimiento, más personal que intelectual, pero igual de importante.

No sé si tú, quien lee esto, has pasado por esos momentos en los que te cuestionas la lógica de tus acciones, el sentido de tus impulsos, y a veces no encuentras respuestas claras a tus preguntas, pero intuyes que esa es una buena dirección a la que te diriges. Creo que se acercan tiempos difíciles, de cambios, de decisiones, y siento cierta excitación por vivirlo. Acepto que me da un poco de miedo a lo desconocido, a lo incontrolable, a lo doloroso... siempre tengo miedo a lo doloroso... pero como dice Bratusfac Mali: "ying no anula yang".

En fin, este post era como un desahogo necesario; como una pequeña pausa al ritmo tan acelerado en el que me he encarrilado, y que me encanta. En breve, les contaré las consecuencias de un verano en Buenos Aires, los olores del pachulí y las nostalgias navideñas. Gracias por escuchar, o leer.

14 de noviembre de 2010

Avellaneda y Nazca

¿Te sorprenden los precios que encuentras en los almacenes de Buenos Aires? Más aún, te disgusta que todos los almacenes cobren tan caro y ofrezcan lo mismo? Pues a mí sí, pero por fortuna tengo una hermana curiosa. Llevo un poco más de un año viviendo en Buenos Aires y no sabía que hay un lugar donde venden toda la ropa de los almacenes a precios escandalosamente bajos. Mi hermana, como buena diseñadora de modas y con tan solo 3 meses aquí, ya ha ido tres veces a este lugar. Así que si tu onda es comprar todo lo que puedas con la menor cantidad de dinero, ¡Avellaneda y Nazca es tu lugar!

Foto La Nación
Bueno a ver, antes de que se emocionen mis queridas compradoras compulsivas, debo aclararles que no todo es color de rosa. De hecho, yo no esperaba encontrar toda esa aventura, para bien o no. Avellaneda es una calle lejos del barrio donde vivo (Belgrano). Los comercios están en en el límite entre los barrios Floresta y Flores. Tomamos un bus que suponía que tardaría 55 minutos según Comoviajo.com, pero en realidad tardamos poco menos de media hora. Bajamos en la calle Avellaneda y Bolivia, y fuimos caminando por Avellaneda hasta que comenzaron a aparecer los negocios. Llegamos temprano, eran apenas las 10 a.m, todavía no había tanta gente y algunos comercios comenzaban a abrir sus puertas. Sin embargo, ya se empezaba a notar la dinámica. Mucha gente, sobre todo mujeres, caminando por la vereda y cruzando la calle por cualquier lado en busca de las mejores ofertas. Avellaneda y Nazca es la esquina más famosa.

La dinámica es así, hay que entrar en todos los locales cuyas vitrinas llamen tu atención por el estilo que buscas; una vez adentro pregunta cómo es el asunto "al por mayor", porque cada almacén es distinto. Ahí te dirán si debes comprar 4 o 6 prendas distintas, 2 de la misma o compras mínimas. Es mejor que vayas acompañada por otra compradora, así pueden dividirse las cantidades de compra. Nosotras gastamos cada una alrededor de 200 pesos argentinos (50 usd aprox) y conseguimos al menos 6 blusas muy bonitas. De la calidad les hablo después, cuando las lave un par de veces y comiencen a aparecer las motas.

De todas formas, fue un paseo divertido. Habían almacenes que sacaban un rack con blusas (o remeras) a 10 pesos y la gente se volvía loca escogiendo, metiendo mano, empujando, pagando, casi como si las estuvieran regalando. Tuve ganas de meterme a una ganga para ver cómo era, pero mi sentido aventurero a veces se limita a saltos en paracaídas y no va por empujones y pisotones por una camisa. Si alguien quiere ir, le recomiendo que lo haga con una persona que sepa buscar, porque por encima no se encuentra nada. Afortunadamente, yo iba con Laura, mi hermana, que tiene el ojo preciso. Y, a propósito de eso, si hay alguien en Barranquilla que todavía está pensando regalos de navidad, aquí les dejo estos detalles muy Chic, los vende mi hermana, en su perfil!

¡Los invito de paso a la reciente creada página de fans de Viajes Anacrónicos en Facebook!

9 de noviembre de 2010

Los dolores del jueves

Me topé con este texto que, además de encantarme, transmitió muchos de los sentimientos por los que paso y he pasado. Así que lo comparto con ustedes. La autora se llama Karen Adrians, barranquillerísima, y su blog es Borboleta Blues. Los invito a pasar por su espacio y tomar un poco de su exquisito consomé.

Borboleta Blues


Mi nombre es Karen, tengo 25 años, mido 1.58 mts. Soy morena y de cabello rizado. Soy de cerveza, música, nicotina; Soy de luz amarilla, vino tinto y de historias románticas. Soy de café sin azúcar, de agua de panela, de neón y de alquitrán; soy de “abrázame fuerte que hoy te quiero”. Soy de cha-cha-cha, salsa, boogaloo, mambo, blues y de all star. Soy de calles solitarias, de lluvias, de libros guardados y de amor.
Tengo dos maletas negras llenas de recuerdos: guardo el empaque de una galleta waffle sabor a vainilla, que una noche me regalo mi primer amor; conservo un mechón de mi cabello largo desde hace 10 años. También conservo un camafeo dorado, un reloj de cuerda que se detuvo a las cuatro y treinta, mi máquina de escribir; guardo un pedazo de periódico con la historia de un niño que se casó con su violadora. Guardo el dedal del primer beso y recortes de revistas.
Tengo poco trabajo y mucho ocio. Tengo sueños pendientes: 8 realizables y 3 irrealizables. Dos deseos pendientes: Uno a una estrella fugaz. El otro: un deseo sexual, amoroso-carnal adherido a una manilla que compré a una artesana por 200 pesos.
Hoy es jueves. Hoy estoy mundana. Hoy estoy, algo así como triste. Tengo ganas de llorar y de limpiar mi cielo.
Me duele el estomago. Me duele el vientre. Me duele mi ambigüedad.
Me duelen tus ojos, en los que a veces me encuentro. Me duele tu amor que no es tuyo, ni es mío.
Me duele él: que esta cercanamente lejos; me dueles tú: que estas lejanamente cerca.
Me duelen las pastillas. Me duelen las madrugadas. Me duelen tus besos que no son en vano. Me duelen tus pesadillas. Me duelen mis sueños, que siempre son tuyos.
Me duele mi ciudad esponjada en prejuicios. Me duelen los que no se curan el alma. Me duelen los que postergan el amor.
Me duelen las únicas buenas cuatro canciones de coldplay que por tu culpa nunca más pude escuchar.
Me duele el órgano cardiaco, que con su extra-sístole te quiere de más. Me duelen tus cartas de amor que tuve que olvidar.
Me duele que no me invites a desordenarte el corazón.
Me duele mi tiempo al viento. Me duelen sus viajes a los ausoles. Me duele la magia que no es de verdad. Me duele tu desamor. Me duele tu cielo agrietado: sucio, prestado y perdido.
Me duele que seas ceniza, muñeco de papel, sombra en la pared. Me duele que seas de látex, de cartón, que seas ácueo, que seas de pajazos mentales.
Que seas ratón, lagarto, hombre lobo, perro, 16 hombres, gato y otra vez gato y otra vez perro.
Me duele el amor en los costados. Me duele el cuerpo. Me duelen los ojos cansados. Me duele saberte por antonomasia. Me duelen los 874 besos que no me darás.
Me duele la posmodernidad, el hombre contemporáneo, el arte clásico, el crítico cara de “todo-lo-sé”. Me duele la tercera mujer de Lipovetsky. Me duelen los amores líquidos de Bauman. Me duelen los individuos con corazón de plástico. Me duele un poco la vida, mi familia, el frío, las heridas, mi barrio, los tres golpes de pecho.
Me duele el amén, las hostias, los pensamientos indecorosos cuando veo un confesionario, y para colmo, tener que rezar las tres avemarías.
Me duele sonreír si estoy triste. Me duelen las cosas que no puedo decirte –especialmente las que no voy a decirte- Me duelen mis dos libros perdidos: Uno de antología de cuentos de “El tiempo” y el otro de "cadáveres exquisitos". Me duelen las canciones malas. Me duelen los zapatos mojados, las fotos borradas, las risas en el rincón de tu casa. Me duele sacudirme un poco y empezar otra vez. Me duele el over and over and over again.
Me duelen las canciones de Sinatra, una Portuondo, las de Waits, las de Parker, las de Guillespi, las de Baker – especialmente las de Baker- . Algunas de Drexler y otras de Lafourcade. Las canciones de tu computador, me duelen.
Me duele Humphrey Bogart. Me duele la Rayuela. Me asusta Jodorowsky.
Me dueles tú, me duele él, me duelen ellos y me duelo yo.
Estoy cansada ya.

2 de noviembre de 2010

De la ausencia de palabras

Quería escribir algo que expresara con claridad lo que pienso, pero descubrí que antes lo hizo alguien por mí, y muy bien expresado. Lo comparto aquí y me da alivio saber que otros pasan por algo parecido. Pronostico un 'curamiento' de corazón más rápido de lo pensado. A veces es mejor callarse que soltar cobardía con palabras sin valor.


Martes, viernes y sábados


By: Gina Celia

Me llamas, no me llamas, me tomas, me dejas, me mientes, me ilusionas, haces que mis sueños se hagan realidad, que una ciudad se me incruste dentro y que las cosas se me escapen de las manos.

Estar contigo es apostar por nada, es saber que las cosas están mal pero creer que están bien, es tener la convicción de que esto puede funcionar a pesar de tus inconvenientes, es querer encender mi mundo a pesar de la oscuridad que nos rodea. Hoy, especialmente, siento que perdí la cuenta de las veces en que hemos prometido deshacer nuestros besos y abrazos para apostarle a un olvido lleno de silencio y deseo. Tal vez esto último, sea lo mejor o lo peor, ¿quién puede demarcarlo?, ¿tú?, ¿yo?, ¿el destino?… aún es una pregunta sin respuesta y una respuesta sin ganas de hacerse realidad.

Si te gusta, comparte!