- Revelaciones de una nena distraída -
Yo confieso que me gusta cuando hace frío y sale humito por mi nariz o por mi boca; que a veces me sale una tonada no tan costeña y no tan porteña (a veces no sé qué acento tengo). Confieso que espío por las ventanas abiertas de las casas de barrio e imagino la forma de vida de sus ocupantes; que se me hace agua la boca con una vitrina llena de tortas y postres.
Confieso que mi trabajo ideal sería vivir de mis crónicas de viajes, culturas, costumbres, acentos... escribir lo que yo quiera. Confieso que hago un baile de victoria cada vez que tengo un nuevo viajero (seguidor); que a veces chismeo lo que otros hacen para ver si encuentro algo interesante; que no puedo dormir si el closet está abierto.
Confieso que soy un desastre en la cocina (aunque creo que eso ya no es secreto); que me gustaría poder hacer magia como Harry Potter; que me quiero casar en el mar; que quiero despertar riendo siempre que sea posible; que quiero recordar al menos los sueños lindos; que olvido qué hacía en una página antes de cambiar de pestaña en el explorador; que me gustan las palabras trucho y quilombo.
Confieso que a veces me hago la dura, pero soy una hojita de otoño cayendo suavemente al ritmo del viento, sobre todo si estás cerquita; que me gustan las medialunas y los abrazos bailables; que extraño ir a Crepes&Waffles el día de amor y amistad; que quiero tomar jugo de curuba y comer arepas al desayuno. Confieso que me pone muy feliz que otros lean lo que escribo, y leer lo que escriben ellos.
Confieso que me interesa un libro cuando su portada llama mi atención y el título me causa curiosidad; que el mejor libro que he leído fue ese en el que me leí. Ya sé, confieso que soy un poco vanidosa, pero un poco no más. Confieso que me gusta el olor a naranja de su pelo y el brillo de sus ojos verdes; que a veces convivo con personajes que no existen; que mi boletín del colegio decía "se distrae mucho en clases" y no he cambiado nada.
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