Hoy jugó Argentina contra Grecia en un encuentro que era esperado que ganara. Yo tenía una clase en la tarde de 4 horas y fue cancelada porque justo coincidía con la hora del partido, así que por esa razón, esta semana tengo 1 hora más de clases de miércoles a sábado.
Hoy vi el partido en un café en Pilar, una pequeña ciudad en la provincia de Buenos Aires. El primer tiempo pasó tranquilo. Mientras conversaba estaba pendiente de alguna jugada o el gol esperado, pero nada pasaba de interesante. Terminado el primer tiempo sin nada espectacular, decidimos mi compañía y yo volver a capital. Esto fue lo que vimos (o más bien no vimos):
En la Ruta 9 que lleva a Pilar casi no había ningún auto, una carretera que por lo general hay muchos transitando o al menos se ve movimiento, pero no había nada. En el peaje todos tenían sus radios encendidas y no habían carros en línea esperando para pagar el pasaje.
En la ciudad, pasar por Cabildo justo después del partido fue también emocionante. Todos los chicos que salían de la escuela iban con sus banderas y sus vuvuzelas al estilo argentino gritando por las calles. Yo hasta compré un gorrito con la bandera albiceleste... ¡sólo por si lo necesito!
Además, quien cantaba los goles era uno de los narradores más conocidos acá en Argentina. Se le siente una pasión y el grito le sale del corazón, del estómago, de cada parte de su cuerpo. Sino, juzguen ustedes con este video del mundial del '86 (guardando las debidas proporciones):
Es que aquí la pasión se siente de verdad, mujeres, niños, señores, todos, todos siente con fuerza un gol de la selección. Es una cosa impresionante. Los siguientes partidos espero vivirlos en medio del "bochinche" y ya les contaré.
Informó para Viajes Anacrónicos, su autora.
1 comentario:
sigue asi.....puedes mejorarlo.....suerte..
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