Cuando estoy triste las calles parecen desiertos inmensos que nunca podré cruzar. El movimiento de los árboles es más lento y sólo escucho cantos desolados en el viento. Cuando estoy triste los días son eternos y las horas parecen ir en retroceso; el apetito desaparece, las canciones hablan de amores verdaderos o cariños olvidados y perdidos en el tiempo. Cuando estoy triste me duele la panza, me salen puntos rojos en la cara, se me tapa la nariz y la garganta se me hace nudo si veo fotos de recuerdo; recurro a abrazos más frecuentes y a cariños disfrazados de pechiche.
Cuando estoy triste sólo quiero olvidar las pocas palabras que me alegraban y borrar el nombre que me hacía saltar de emociones. Cuando estoy triste y decido no estarlo, regresa la fuerza a mis manos y proyecto caminos distintos; un paso hacia adelante, una mirada erguida, un pequeño impulso y una decisión tomada.
Cuando estoy triste, como ahora, y sólo yo comparto mi tristeza, es momento de cerrar el libro.
Viajo constantemente a mundos imaginarios, donde mi mente no frena y mis alas no descansan. Viajo constantemente allá, lejos, donde nadie pueda alcanzarme.
28 de octubre de 2010
25 de octubre de 2010
Algunas reflexiones sobre Santiago
Esta pequeña escapada a Chile fue fantástica. Conocí una ciudad muy distinta de la que vivo y de la que vengo, en el mismo continente. Me gustó, me divertí, me perdí, y gasté un montón de plata. Sí, es caro Chile, al menos Santiago, Valparaíso y Viña del Mar lo son. El cambio es extraño, 2.000 pesos chilenos son 4 dólares más o menos, que equivalen a 7.400 pesos colombianos y 16 pesos argentinos. Cuando creía que estaba pagando barato, hacía el cambio y me daba cuenta que era todo un engaño. Mínimo en un almuerzo decente gastábamos 8.000 pesos chilenos por plato. Si ganas en pesos argentinos algunas cosas son inasumibles.
Me gustó. Buenos Aires es una ciudad muy linda, pero vieja y sucia. Santiago, por el contrario, es funcional, moderna, limpia, y mi impresión es que, después de tanto terremoto, tsunami, incendio y demás catástrofes por las que ha pasado, fue una ciudad planeada para el progreso. Se nota que hay dinero por las calles. Los autos son último modelo, las vías son amplias, los edificios son nuevos y las veredas están limpias, pero también sus ciudadanos la cuidan y la quieren. No me gustó el exceso de cableado por las calles, no sé por qué había tanto. En Buenos Aires también hay cables por la calle, pero no son tantos como en Santiago. Además, el smog por la polución no la favorece. Como ya dije en una entrada anterior (creo), la cordillera no permite que el aire circule con normalidad y se queda estancada la polución sobre la ciudad.
Julián, mi compañero viajero, me dijo en un momento:
-Joa, ¡Aquí los autos paran cuando vas a cruzar por la zebra (o senda peatonal)!
-¿En serio? ¿Como en los países del primer mundo? ¡Crucemos a ver!
Ambos nos dirigimos a la esquina, venían unos autos, hicimos la intención de cruzar y se detuvieron para que pasáramos.
-¡oh! ¡Es cierto Juli!
-Sí, Joa, pero mejor no nos acostumbramos porque después nos pueden atropellar en Buenos Aires.
Son bellezas distintas las de Santiago y Buenos Aires. Son calidades de vida diferente, son pensamientos opuestos, son incluso, culturas diversas. En Santiago no hay la riqueza cultural que hay en Buenos Aires, pero Buenos Aires no tiene la visión de progreso que tiene Santiago. No estaría mal vivir un tiempo en Chile, a pesar del acento, pero entre las dos, me quedo con Buenos Aires; me siento más yo aquí.
Un día, con Julián, almorzamos una deliciosa paella y un corviño exquisito en el mercado del puerto. En serio, delicioso almuerzo y después teníamos que seguir caminando. Si van algún día, no pueden dejar de almorzar en esa zona. Así iba comenzando mi plato:
Y así quedó:
Además venden frutas muy frescas. Es un poco sucio y puede ser peligroso a la noche, como cualquier plaza de mercado central, pero vale la pena la paseadita. La gente nos pareció amable. A Juli le gustaba preguntar cada dos pasos cuál era el camino y por donde ir, además iba con la cámara en la mano a todas partes... hasta que lo regañé y le pedí que la guardara porque me ponía nerviosa. Al final, la pasamos tan bien, que la resaca del fin de semana la 'dormimos' en el aeropuerto y regresamos apestosos a fiesta.
Un billete de dos mil pesos chilenos y Julián |
Un bus que se llenó en dos minutos y se desocupó todo 4 paradas después |
-Joa, ¡Aquí los autos paran cuando vas a cruzar por la zebra (o senda peatonal)!
-¿En serio? ¿Como en los países del primer mundo? ¡Crucemos a ver!
Ambos nos dirigimos a la esquina, venían unos autos, hicimos la intención de cruzar y se detuvieron para que pasáramos.
-¡oh! ¡Es cierto Juli!
-Sí, Joa, pero mejor no nos acostumbramos porque después nos pueden atropellar en Buenos Aires.
Son bellezas distintas las de Santiago y Buenos Aires. Son calidades de vida diferente, son pensamientos opuestos, son incluso, culturas diversas. En Santiago no hay la riqueza cultural que hay en Buenos Aires, pero Buenos Aires no tiene la visión de progreso que tiene Santiago. No estaría mal vivir un tiempo en Chile, a pesar del acento, pero entre las dos, me quedo con Buenos Aires; me siento más yo aquí.
¡Y esa soy yo y la de atrás es Santiago! |
Y así quedó:
Además venden frutas muy frescas. Es un poco sucio y puede ser peligroso a la noche, como cualquier plaza de mercado central, pero vale la pena la paseadita. La gente nos pareció amable. A Juli le gustaba preguntar cada dos pasos cuál era el camino y por donde ir, además iba con la cámara en la mano a todas partes... hasta que lo regañé y le pedí que la guardara porque me ponía nerviosa. Al final, la pasamos tan bien, que la resaca del fin de semana la 'dormimos' en el aeropuerto y regresamos apestosos a fiesta.
Angelito como siempre ;) |
21 de octubre de 2010
Sol
Interrumpo mi programación viajera sobre Chile porque quiero hacer un simple comentario.
Justo cuando uno cree que es todo gris, que no sale el sol y que las nubes llegaron para estacionarse, aparece un ángel que sopla fuerte para que la brisa despeje el hermoso cielo azul. Les presento a un astronauta viajero que de repente llegó a mí con esta canción y me sacó una gran sonrisa:
Justo cuando uno cree que es todo gris, que no sale el sol y que las nubes llegaron para estacionarse, aparece un ángel que sopla fuerte para que la brisa despeje el hermoso cielo azul. Les presento a un astronauta viajero que de repente llegó a mí con esta canción y me sacó una gran sonrisa:
Cielito Drive, Colombia
18 de octubre de 2010
Chile: Viña del Mar y Valparaíso en un día
Una casa con algunos daños en la pared |
La parte positiva, al menos, se las contaré. Salimos temprano en la mañana para comenzar el recorrido. El transporte era uno de esos grandes buses intermunicipales. Salimos de Santiago y llegamos a Viña del Mar en aproximadamente una hora. Yo iba dormida en el camino por la noche anterior, pero de vez en cuando abría los ojos para ver la ruta y las montañas.
Viña me pareció linda, pero es de esas ciudades pensadas para el turismo, no tiene mucha historia, ni mucha gracia. Supongo que estará bueno en pleno verano ir unos días a broncearse al mar y debe tener vida nocturna de ciudad costera, pero por lo que sentí, no es más que eso. Está bien construida, las calles son transitables, hay rutas principales amplias y hay edificios lujosos que deben lucirse en alta temporada. Habían varios daños a causa del terremoto de febrero.
¡Y pensar que se ve inmenso! |
Después llegamos hasta Reñaka, otra localidad en la costa donde me tomé esta foto. Una vez más mi concepto de playa quedó desvalorizado. ¡Aquí hacía frío! Acepto que es octubre y el verano no termina de llegar.
Reñaka |
Por último, en el recorrido fuimos a Valparaíso. Esta sí que me encantó. Es una ciudad de puerto construida sobre las montañas. La arquitectura se adapta a la forma, las casas son coloridas, hay ambiente de pueblo que creció y desde la altura se puede ver cómo bordea al mar. Hay dibujos en las paredes, en las esquinas, en las casas. Aquí nos detuvimos porque el tour llevaba a la casa de Neruda 'La Sebastiana', pero a esta no entré para aprovechar el rato libre y recorrer un poco las calles.
Una vista de Valparaíso |
Entramos a varios almacenes de artesanías locales. Todos lindos y con características únicas. Entramos a uno en especial llamado Arte en Ruta en el barrio Bellavista donde había una chica, Carolina, tejiendo con su telar. Me sentí como en un documental de Travel & Living. Se dejó tomar una foto, ahí va:
Carolina |
¿Quién espía a quién? |
Más fotos en mi PhotoStream de Flickr.
15 de octubre de 2010
Chile: un recorrido rápido por Santiago
El fin de semana pasado hice un viaje corto a un país que tenía ya como meta: Chile. Todo comenzó por una supuesta promoción de LAN para viajar desde Buenos Aires a precios 'baratitos'. Pues bien, la promoción nunca funcionó como dijeron, así que terminé comprando el pasaje por la aerolínea brasileña GOL a precios razonables. Estuve tres intensos días, así que dedicaré una entrada por cada día.
Primer día en Santiago. Me recibió Annie, una amiga barranquillera con una buena vida allá, por la madrugada. Descansé un poco y el viernes a primera hora estaba de pie esperando a que Julián, mi compañero de viaje, llegara a donde yo estaba. ¿Qué hacer un día en Santiago si no tienes mucho tiempo para recorrerlo en su totalidad? Pues haz lo que yo hice, pagué un City Tour Hop on- Hop off de Turistik, y dediqué todo el día a subir y bajar del bus en los lugares que más me interesaba recorrer. Resultado: un éxito. Julián y yo pudimos conocer buena parte de la ciudad, visitar los puntos más famosos, comer delicioso, y sentir que conocimos todo Santiago.
Santiago es una ciudad moderna, nada parecida con Buenos Aires. La arquitectura es moderna, limpia y las vías están pensadas como ciudad desarrollada, diferente a la idea que uno puede tener de una ciudad latinoamericana. La gente resultó muy amable, en general, siempre nos indicaban los caminos correctos y si no sabían, conseguían la respuesta. 10 puntos.
Pasamos por el primer edificio más alto de Chile, el hotel Sheraton, bajamos en el barrio Bellavista y caminamos hasta la casa de Pablo Neruda. Neruda tiene tres casas - turísticas- en Chile, así que por lo menos a alguna hay que ir. La Chascona se llama ésta que queda en Santiago.
En esta casa vivió con Matilde, una de sus esposas. La nombró La Chascona, porque Matilde tenía su cabello rojo siempre suelto y despeinado, y chascona en quechua quiere decir despeinado. La casa está construida asemejando un barco y durante todo el recorrido puedes sentir el romanticismo de Neruda. Creo que hasta me enamoré, sino miren esta foto que puse en Flickr y lean la descripción.
Luego subimos al cerro San Cristóbal por un teleférico. Desde ahí se obtiene una vista panorámica de Santiago. La verdad, no fue tan lindo porque tiene mucho smog la ciudad, el aire no circula porque la cordillera funciona como una pared que impide el paso libre del aire, así que toda la polución se concentra sobre la ciudad. El guía dijo que por esta razón muchos santiagueños sufrían de enfermedades respiratorias. Sin embargo, arriba en el cerro está la virgen de la Concepción y está todo estructurado como una iglesia al aire libre, con el fondo panorámico de la ciudad. Así sí voy a misa... para tomar fotos.
La Plaza de las Armas y luego el mercado central son paradas obligadas. En la plaza está la Catedral, el Correo Central, algunos edificios más antiguos y por supuesto, la Plaza donde hay mucha actividad en horas diurnas.
En el Mercado Central o Mercado de frutas está toda la movida gastronómica de mariscos. Ahí llega el pescado fresco que luego se repartirá a los distintos restaurantes de la ciudad. Por eso, los restaurantes de la zona tienen deliciosos mariscos. Julián y yo almorzamos en El Galeón, comimos un corviño exquisito y una paella de- mu-er-te- len-ta. Otros 10 puntos.
Por último en el recorrido, fuimos al Palacio de la Moneda, que es el palacio gubernamental. Llegamos por la parte de atrás, nos emocionamos, tomamos fotos y luego nos dimos cuenta que ese no era el frente. Igual nos teníamos que ir y las fuentes de agua estaban apagadas, así que no nos perdimos de LA foto. Nos bajamos también en el cerro de Santa Lucía, pero después de todo el día caminando, subiendo y bajando, sólo nos tomamos la foto y fuimos a ver las artesanías. Tomamos el último bus de Turistik que ya estaba fuera de servicio y fuimos a casa.
Por la noche, nuestros anfitriones Annie y Holman, nos llevaron a Patio Bellavista, una especie de Mall con muchos restaurantes y bares. Muy lindo y con mucha onda. Cenamos en De Tomo y Lomo, comimos hasta estallar, y lo peor, tomamos como sedientos, pero no cualquier cosa, primero tomamos Pisco Sour y luego lo combinamos con vino. Excelente combinación para continuar turisteando al día siguiente (nótese el sarcasmo).
Después de todo este día, fuimos a rockear con Guitar Hero en casa de amigos. A las dos de la mañana terminó nuestro intenso día. A dormir que mañana hay que madrugar para ir a Valparaíso y Viña del Mar.
Más próximamente.
Buenos Aires de noche |
Primer día en Santiago. Me recibió Annie, una amiga barranquillera con una buena vida allá, por la madrugada. Descansé un poco y el viernes a primera hora estaba de pie esperando a que Julián, mi compañero de viaje, llegara a donde yo estaba. ¿Qué hacer un día en Santiago si no tienes mucho tiempo para recorrerlo en su totalidad? Pues haz lo que yo hice, pagué un City Tour Hop on- Hop off de Turistik, y dediqué todo el día a subir y bajar del bus en los lugares que más me interesaba recorrer. Resultado: un éxito. Julián y yo pudimos conocer buena parte de la ciudad, visitar los puntos más famosos, comer delicioso, y sentir que conocimos todo Santiago.
Edificio que me gustó y yo |
Santiago es una ciudad moderna, nada parecida con Buenos Aires. La arquitectura es moderna, limpia y las vías están pensadas como ciudad desarrollada, diferente a la idea que uno puede tener de una ciudad latinoamericana. La gente resultó muy amable, en general, siempre nos indicaban los caminos correctos y si no sabían, conseguían la respuesta. 10 puntos.
Pasamos por el primer edificio más alto de Chile, el hotel Sheraton, bajamos en el barrio Bellavista y caminamos hasta la casa de Pablo Neruda. Neruda tiene tres casas - turísticas- en Chile, así que por lo menos a alguna hay que ir. La Chascona se llama ésta que queda en Santiago.
En esta casa vivió con Matilde, una de sus esposas. La nombró La Chascona, porque Matilde tenía su cabello rojo siempre suelto y despeinado, y chascona en quechua quiere decir despeinado. La casa está construida asemejando un barco y durante todo el recorrido puedes sentir el romanticismo de Neruda. Creo que hasta me enamoré, sino miren esta foto que puse en Flickr y lean la descripción.
Luego subimos al cerro San Cristóbal por un teleférico. Desde ahí se obtiene una vista panorámica de Santiago. La verdad, no fue tan lindo porque tiene mucho smog la ciudad, el aire no circula porque la cordillera funciona como una pared que impide el paso libre del aire, así que toda la polución se concentra sobre la ciudad. El guía dijo que por esta razón muchos santiagueños sufrían de enfermedades respiratorias. Sin embargo, arriba en el cerro está la virgen de la Concepción y está todo estructurado como una iglesia al aire libre, con el fondo panorámico de la ciudad. Así sí voy a misa... para tomar fotos.
La ciudad y el smog |
La Plaza de las Armas y luego el mercado central son paradas obligadas. En la plaza está la Catedral, el Correo Central, algunos edificios más antiguos y por supuesto, la Plaza donde hay mucha actividad en horas diurnas.
El edificio del Correo Central |
En el Mercado Central o Mercado de frutas está toda la movida gastronómica de mariscos. Ahí llega el pescado fresco que luego se repartirá a los distintos restaurantes de la ciudad. Por eso, los restaurantes de la zona tienen deliciosos mariscos. Julián y yo almorzamos en El Galeón, comimos un corviño exquisito y una paella de- mu-er-te- len-ta. Otros 10 puntos.
Por último en el recorrido, fuimos al Palacio de la Moneda, que es el palacio gubernamental. Llegamos por la parte de atrás, nos emocionamos, tomamos fotos y luego nos dimos cuenta que ese no era el frente. Igual nos teníamos que ir y las fuentes de agua estaban apagadas, así que no nos perdimos de LA foto. Nos bajamos también en el cerro de Santa Lucía, pero después de todo el día caminando, subiendo y bajando, sólo nos tomamos la foto y fuimos a ver las artesanías. Tomamos el último bus de Turistik que ya estaba fuera de servicio y fuimos a casa.
Parte de atrás del Palacio de la Moneda |
Por la noche, nuestros anfitriones Annie y Holman, nos llevaron a Patio Bellavista, una especie de Mall con muchos restaurantes y bares. Muy lindo y con mucha onda. Cenamos en De Tomo y Lomo, comimos hasta estallar, y lo peor, tomamos como sedientos, pero no cualquier cosa, primero tomamos Pisco Sour y luego lo combinamos con vino. Excelente combinación para continuar turisteando al día siguiente (nótese el sarcasmo).
Después de todo este día, fuimos a rockear con Guitar Hero en casa de amigos. A las dos de la mañana terminó nuestro intenso día. A dormir que mañana hay que madrugar para ir a Valparaíso y Viña del Mar.
Más próximamente.
3 de octubre de 2010
Supermercado
Octubre, 2 de la tarde. Un sábado cualquiera, con una primavera que llega atrasada y que todavía nos refugia por la noche en casa. La nevera sin alimentos, sólo con cervezas. Necesidad de hacer una compra rápida. Un supermercado sin descuento cerca de casa que vende el rayador que necesitamos.
Sección de mermeladas y dulces de leche: caos. I got a feeling en español martillando los oídos. Gente loca chocando sus carritos con otros. Desesperados todos por tomar el último pote de Dulce de Leche de buena marca. Una por ahí golpea su carro contra los panes y caen todos al piso. Levanta dos del suelo... y el resto que se encargue el empleado del Super... supongo. Señores con carritos llenos de papel higiénico, gaseosas y pan: esos tendrán asado en casa. Tres, cinco, once personas en la cola para pagar. Las cajeras van a velocidad morrocoyo, ellas pasan los productos y empacan las bolsas. Usan una por tres productos. Seis bolsas llevamos a casa, cuatro cosas en la nevera. Dos horas después, chorizos en la parrillita.
Nota mental: no volver al supermercado un sábado de primavera... ni en pedo.
Sección de mermeladas y dulces de leche: caos. I got a feeling en español martillando los oídos. Gente loca chocando sus carritos con otros. Desesperados todos por tomar el último pote de Dulce de Leche de buena marca. Una por ahí golpea su carro contra los panes y caen todos al piso. Levanta dos del suelo... y el resto que se encargue el empleado del Super... supongo. Señores con carritos llenos de papel higiénico, gaseosas y pan: esos tendrán asado en casa. Tres, cinco, once personas en la cola para pagar. Las cajeras van a velocidad morrocoyo, ellas pasan los productos y empacan las bolsas. Usan una por tres productos. Seis bolsas llevamos a casa, cuatro cosas en la nevera. Dos horas después, chorizos en la parrillita.
2:30 p.m |
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