8 de diciembre de 2009

Y Volé

Quién pensaría que las aves lo que no ganaron en tamaño lo ganaron en libertad. Qué sensación tan increíble y qué vista espectacular. Volar sobre un colchón de nubes, con un sol generoso y un clima agradable. Esa sensación de paz, pero al mismo tiempo de aventura, recorre todo mi cuerpo. ¡Estoy cayendo y no tengo dónde agarrarme! Y sigo cayendo, viendo que la tierra está cada vez más cerca. El viento golpea fuerte y mi voz es apagada por su sonido. Muevo los brazos, las manos, saco la lengua, hago caras, sonrío, río, grito, grito alto, fuerte, sin pausa. Los cuarenta segundos mejor disfrutados de mi vida. Tres mil metros de adrenalina pura.
El tandem abre el paracaídas. Me preparo para el fuerte jalón, pero no siento nada. Voy hacia arriba otra vez, pero voy planeando. Paso por las nubes, las toco, las beso, las siento. No son nada, son frágiles. ¡Qué increíble! ¡Otra vez!
¡Vuelo, puedo volar! Abro los brazos, abro las manos, abro mi mente. No pienso en nada, sólo siento. No quiero que acabe, ¿cómo hago para tener esa sensación más seguido? Ya voy a llegar a tierra. Cómo envidio a las aves, cómo envidio esa hermosa sensación de poder ir a donde te lleve el viento, literalmente.
Como siempre, cuando pongo los pies en la tierra se acaba la diversión. ¡Déjenme volar! ¡Déjenme soñar! Me tiemblan las piernas de tanta adrenalina acumulada. Me lloran los ojos, respiro rápido, no puedo parar de sonreír. ¿Cómo fue, qué tal es, qué se siente? Preguntan todos abajo. ¡Sencillamente increíble!, no me alcanzan las palabras para expresar tanta emoción. ¿Lo harías otra vez?, una y mil veces más.
Voy a volar y llegaré lejos. 



Momentos previos



Sobre las nubes



Yahooooo



Con mi Tandem, el experto.


El video no lo he podido montar, pero lo haré pronto, espero. 


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