Tengo que decirlo, si no lo hago me estaré traicionando a mí misma. Sé que tal vez causará sorpresa en algunos, más viniendo de una niña inocente como yo (¡Ja!), pero no me importa.
El caso es que cuando llegué a Buenos Aires no había notado esto, pues obvio, llegué en pleno invierno y todo el mundo andaba cubierto hasta la nariz. Pero, ahora que estamos en verano, aquella cualidad corporal, en las mujeres principalmente, se hizo más evidente. Pues sí, estoy hablando de tetas.
Caminar por las calles, entrar al subte, ir a un shopping, parar en una tienda, en cualquier lado, están las mujeres exhibiendo sus atributos… ¡y qué atributos!, debo admitir. El verano es propicio para eso. Si bien, me parece que el gusto en cuanto a moda no es mejor que el de invierno, ellas se dan la libertad de sacar al aire todo lo que tuvieron que esconder durante varios meses. Si mi amigo Anturi me preguntara, sin duda le diría que viniera en verano, pero si mi hermana Laura, quien es diseñadora, lo hiciera, le recomendaría desde el fin de otoño y hasta entrada la primavera, cuando se puede apreciar el buen estilo de las porteñas.
Sin embargo, eso no deja de lado el exhibicionismo público: piernas bronceadas, aceitadas y depiladas; escotes pronunciados en la espalda y en el pecho; minifaldas que con un suspiro se dibuja hasta el corazón; cabellos sueltos medio arreglados, como quien quiere dar la apariencia de descomplicado, en fin, es imposible no mirar. Están haciendo un llamado claro y directo a la contemplación, de ahí que los chicos quieran pasar de la teoría a la práctica, no es mi punto, ni mi problema.
Pequeña aclaración: mi inclinación sexual es completamente hacia los hombres, pero que uno esté a dieta, no quiere decir que no pueda mirar el menú (aplica para todos los sexos).
Si alguna mujer se pregunta cómo lucen entonces los chicos, tengo que decir que independientemente de verano, invierno o cualquier estación, hay hombres que se ven bien todo el tiempo. Para las que gustan de un estilo medio hippie, este es el paraíso: flacos, barbudos, cabello largo, y look desaliñado (pero un desaliñado con gracia).
En conclusión, sólo por sacar alguna, ¡qué viva el verano, la poca ropa y las mujeres bonitas! Las feas no, porque como se saben feas no muestran nada o no lo hacen con actitud.
Amén.